En la entrada anterior contemplamos que el maestro T.S.K. Desikachar nos
convocaba a no desalentarnos ni abrumarnos con nuestros samskaras (hábitos) y el estado de avidya (comprensión incorrecta de la experiencia), ya que estos, al
igual que todo lo existe en nuestro entorno, están en constante cambio. Esta
cualidad (creación, sostenimiento y disolución), que recibe el nombre de parinamavada, representa la gran
posibilidad de transformación que tiene el ser humano: si las cosas van mal,
siempre las podemos cambiar para mejorar.
Así
que ahora, la pregunta natural es ¿cómo lograrlo? El mismo T.S.K. Desikachar,
nos marca el camino y cita tres aspectos que enseña Patañjali en sus Yoga
Sutras.
El
primero es tapas o disciplina. Sin un
cuerpo sano va a ser muy complicado que puedas encontrar la paz y la calma para
meditar, observarte e indagar sobre tu condición desde una perspectiva
objetiva. Te puedo asegurar, con la certeza de la propia experiencia, que la
práctica continúa de ásanas y de pranayama (control de la respiración) promueven un estado de salud más armónico. Aquí debo
ser enfático con un punto: si bien las posturas de yoga estimulan órganos
internos, fortalecen músculos y huesos, ayudan a
las funciones digestivas mientras que la práctica de pranayama regula el sistema nervioso y respiratorio; ¡el yoga no es una cura milagrosa para todo! Desde
que practico yoga, definitivamente he notada una mejora significativa en mis
ciclos de sueño, mis defensas se han fortalecido (lo que se traduce en periodos
más prolongados sin enfermedades), pero eso no significa que se ha detenido el
deterioro natural del cuerpo.
El
segundo aspecto que debemos cultivar es swadhyaya
y se refiere al autoestudio, la indagación de la experiencia. No se trata de
acumular conocimiento intelectual sino de un ejercicio auténtico de reflexión. ¿Por qué siento lo que siento? Si no
tenemos claridad en el camino, vamos a errar sin rumbo fijo y ¡no llegaremos a
ningún lado! Tradicionalmente en la
India se realiza práctica de swadhyaya recitando los textos sagrados del hinduismo como la Bhagavad Guita , el Rudram, la
Guru Guita , el Shiva Mahimna Strotram u
otros. Y muchas veces, ¡los practicantes aprenden de memoria los textos completos! Pero
reitero, más que acumular conocimiento intelectual, se trata de reflexionar
sobre las escrituras y lo que ocurre en el campo de tu propia vivencia. Y cito
un ejemplo. Hace varios años, cuando comenzaba a meditar, tuve una experiencia
muy fuerte. Recuerdo que incluso sentí temor porque era completamente nueva. No
sabía lo que estaba viviendo y llegué a pensar que podría perder la razón. Salí
rápido de la meditación y comprobé que no era nada grave. Si hubiese tenido el
conocimiento previo de que estas experiencias y visiones pueden surgir en
estados profundos de meditación, ¡me hubiese ahorrado un temor innecesario! Recuerda
en todo momento que cuando practicas ásanas no trabajas únicamente con formas físicas. Hay cambios en la percepción y en las emociones. Por esa razón, es importante estar atento al
proceso que estás viviendo a través de la reflexión, la contemplación y sobre
todo, la meditación.
Y
finalmente, el yogui debe desarrollar la consciencia de que existen factores
externos que no puede controlar. Si bien nuestras acciones están enfocadas a
lograr objetivos, es importante movernos en la esfera de la acción creativa,
conscientes de que a veces los resultados no serán los esperados. Tú cumple con
tu deber en el mundo (dharma), haz lo
que tengas que hacer. Mi amigo Marteen Zárate, un excelente maestro de
Monterrey, suele decir que el secreto para desarrollar la calidad de la acción
es: “práctica y desapego”. Y Desikachar nos dice que es aquí cuando el yogui
debe aprender a soltar. Entender que si cumplimos con la acción correcta, el
resultado, cualquiera que éste sea, será perfecto. Es aceptar que hay algo más
allá de nuestra comprensión. Lo puedes llamar Dios, Krishna, el Gran Espíritu,
como tú desees y como tú lo concibas. Esta es la tercera enseñanza que retoma
Desikachar de Patañjali y me refiero a Ishvara Pranidhana, cuyo significado principal, explica la maestra Rosemary Atri: “es
entregar los frutos de nuestras acciones a
una fuerza superior a nosotros y que al incorporar esta práctica
cotidiana podemos abrirnos a esa gracia divina que nos guía en nuestros actos”.
Así pues, en resumen, T.S.K.
Desikacher nos dice que el esfuerzo correcto del ser humano debe estar enfocado
a estas tres grandes áreas: 1. La salud a través de la disciplina (tapas) de
continuar con nuestra práctica de ásanas y pranayama. 2. La autoindagación
(swadhyaya) con el estudio, la reflexión y la meditación. 3. La calidad de la
acción a través de la entrega (Ishvara Pranidhana). Tres
simples acciones que pueden hacer la gran diferencia.
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