La meditación es el arte de llevar nuestra atención hacia un punto en específico. Puede ser una frase corta, una imagen, la llama de una vela encendida, un mantra o al sonido natural que se origina al inhalar y exhalar por la nariz.
A lo largo del día, estamos expuestos a una serie de estímulos del exterior que llevan a la mente a un constante movimiento. Vamos de una nostalgia de un pasado idealizado a la ansiedad de un futuro, casi siempre catastrofista que es resultado de estos estímulos que recibimos a través de los sentidos.
Todo lo vemos, escuchamos, olemos, saboreamos o tocamos, provocan una reacción que lleva a la mente a un estado de alerta.
Al enfocar la mente en un solo punto, limitamos la dispersión originada por los sentidos que estimulan nuestro sistema nervioso y en este proceso, surge un estado de calma que tranquiliza la mente y nos lleva a un estado de contentamiento.
Vamos a experimentar este estado de paz, conexión con nuestro yo más allá de los estímulos externos, y que nos lleva a un nivel de contentamiento natural. Sigue las siguientes instrucciones:
Busca un lugar tranquilo y siéntate de manera cómoda, con la espalda recta. Si estás en una silla, no te recargues en el respaldo porque vas a encorvar la espalda. Procura también que las plantas de los pies toquen el piso y estén paralelos. Si te vas a sentar en el piso, utiliza un cojín para elevar las caderas por encima de las rodillas.
Respira profundamente unas cuantas veces, cierra los ojos, y relaja el cuerpo tanto cómo puedas. Desde el estado de relajación que te brinda la respiración, identifica dónde hay tensión y lleva la atención a ese punto para relajarte al ritmo de tu respiración.
Elige un mantra para meditar. Así le das algo a tu mente en que enfocarte. En este caso, yo repetiré mentalmente, Vam al inhalar y Vam al exhalar. Este mantra está asociado a la disminución de la ira y está asociado físicamente a la raíz de los genitales. Ahí puedes llevar tu atención. Si no estás familiarizado con la repetición de mantras, puedes escoger una palabra o frase que tenga un significado especial para ti, ya sea personal o espiritual, por ejemplo: “soy perdón”, “estoy abierto a recibir amor”, etc.
Comienza a ser más consciente del ritmo natural de tu inhalación y exhalación. Y si puedes, repite mentalmente Vam al inhalar, Vam al exhalar o la frase o palabra que has elegido. Si sientes que la mente se distrae, vuelve a repetir el mandra o la frase o palabra que elegiste.
Manten la meditación durante cinco minutos o más. Al finalizar, abre poco a poco los ojos, agradece e incorpórate para seguir con tus actividades.
¿Cómo te has sentido? ¿Te pareció extraño repetir durante cinco minutos el mantra o la frase una y otra vez? ¿Te costó un esfuerzo considerable mantener la concentración?
Si respondiste afirmativamente a las dos últimas preguntas, no te preocupes. Conforme incorporas la meditación a tu vida cotidiana, los frutos y los beneficios serán más evidentes.
Así que medita, y todo lo demás vendrá.
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