El tiempo y la meditación.

 

He abordado en algunas otras ocasiones el tema del tiempo como una construcción de la proyección mental que si no nos detenemos a entender qué es, puede acarrearnos a estados de melancolía y angustia. Expresiones como, “deseo que el día tuviera 40 horas; no me alcanza el tiempo; cuando era joven la ciudad era más segura; antes se respetaba a la familia; o ¿quién cuidará de mí cuando sea mayor?; ¿y si pierdo mi trabajo?” son sólo construcciones mentales de un pasado que nos contamos y de un futuro que proyectamos. Vivimos en una nostalgia, pensando que el pasado fue mejor, y que nos lleva a una melancolía que puede detonar en depresión o en una proyección del futuro con preocupaciones que genera estados de angustia. Y es que estás historias del pasado y el futuro no existen. Son parte de una mente activa obsesionada con estar en actividad. Lo único real que existe es el presente, el momento que ahora vives. Ningún otro. Es decir, ahora estás leyendo este texto. Esto es lo único real. Si bien yo lo escribí antes, lo hice en mi presente y ahora estamos en comunicación. Pero es solo un momento. Al meditar, y enfocar la mente ya sea en la respiración o un mantra, lo que hacemos es establecernos en el momento presente. Comenzamos a generar la conciencia del testigo, que observa cómo los pensamientos, nuestras proyecciones del futuro y nuestra nostalgia del pasado, pasan como nubes en un cielo despejado. Esta consciencia de vivir en el tiempo presente nos libera, paulatinamente de estos patrones de pensamiento y así logramos desarrollar una mente creativa, luminosa y compasiva porque nuestro espectro de apreciación se amplía. No vemos solo un árbol de preocupaciones, anhelos o miedos, sino que vemos el bosque con infinitas posibilidades de lo que hoy vale la pena dirigir la atención. Así que cuando te sientas agobiado, nostálgico o preocupado, adopta una postura cómoda para meditar. Enfócate en el poder curativo de tu respiración. Inhala profundo por la nariz y exhala profundo también por la nariz. Repite varias veces este ciclo de respiraciones largas hasta que sientas un estado de paz y tranquilidad. Vuelve al ritmo natural de tu respiración. Y prepárate para meditar. Adopta una postura cómoda sentado en una silla o en piso. Tu columna debe ser recta y procura no encorvar la espalda para que tu pecho no se cierre. Junta los dedos índice y pulgar de cada mano y coloca tus manos sobre tus rodillas. Antes de comenzar a meditar, cierra los ojos y contempla por un momento el siguiente aforismo: “Lo único real que existe, es el tiempo presente. Saber esto, me libera del sufrimiento.” Repite mentalmente Ham al inhalar y Ham al exhalar y medita durante 10 minutos. Practica esta meditación durante unos días y cualquier cosa que surja en tu mente, atesoralo y escucha esa sabiduría interna que surge en la meditación. Gracias por ser parte de esta comunidad y hasta pronto. Daniel Mesino es instructor y maestro de yoga y meditación. Es director fundador de la plataforma www.yogaentuempresa.com y es autor de los libros Meditación para una vida plena y feliz; y Libro de práctica: Meditación para una vida plena y feliz, ambos publicados por Amtalai Publishers.

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