El sutil arte de sentirnos cómodos durante este confinamiento


Decidí evitar el recuento de los días que he permanecido en confinamiento. He perdido la noción del tiempo y aunque mi estilo de vida no ha cambiado mucho porque trabajo desde casa, la dinámica en general entró en una extraña mezcolanza entre una tensa calma y la incertidumbre ante el desconocimiento del impacto real y la recuperación de la economía.
El confinamiento, el aislamiento social y la falta de movilidad pueden detonar emociones contraproducentes como la frustración, el enojo, el miedo y la paranoia.
Ricardo Trujillo Correa, académico de la Facultad de Psicología de la UNAM, advirtió que “en una multitud, la emocionalidad es contagiada y las personas se mueven por criterios de imágenes y no por la racionalidad”. Ante este escenario, la práctica del yoga ha sido una vía para recobrar la ecuanimidad y así generar, de manera sutil, una metodología para sentirme cómodo durante estos días.
El maestro B.K.S. Iyengar escribió que la palabra yoga deriva de la raíz sánscrita yug que significa sujetar, reunir, uncir, juntar, dirigir la propia atención para su aplicación y uso.
La pregunta es ¿qué hay que unir? Y desde mi perspectiva, es mantener la atención en la conexión que existe entre cuerpo, mente y espíritu. ¿A qué nos referimos con esto?
Como un instinto de sobrevivencia, somos seres conservadores que no nos gusta cambiar de rutina ni de estilos de vida. Para entenderlo mejor, vayamos a un ejemplo. ¿Por qué dejar de comer carne cuando, por lo general, me proporciona todas las proteínas que necesito y si desde chico he sido carnívoro? ¿Por qué adoptar una nueva dieta?
Y así nos podemos pasar diez, veinte, treinta o cuarenta años hasta que comienza algún problema de salud. Y si el diagnóstico del médico nos indica que tenemos que modificar nuestra dieta, el esfuerzo será titánico para lograrlo ya que nuestros hábitos, que en la filosofía del yoga se denominan samskaras, están tan arraigados que no se erradican de la noche a la mañana.
Así pues, nuestros hábitos o samskaras generan pensamientos que provocan emociones que se traducen en acciones que nos llevan a ciertos resultados. Un ser en equilibrio debe ser consciente de esta conexión porque de lo contrario, la separación de mente, cuerpo y espíritu nos llevará al sufrimiento ya que comenzamos a actuar en automático y seguiremos comiendo carne a pesar de las recomendaciones médicas o nos mantendremos en una relación tóxica sin atender a la intuición de que no me producía felicidad, etcétera.
En estos días, la mayoría de nosotros hemos tenido que modificar nuestras rutinas y hábitos de manera drástico y esto ha derivado en insomnio, dolores musculares, desórdenes alimenticios o problemas estomacales. Si lo que no ha enseñado el yoga es que, si nos duele, por ejemplo, la espalda, no es una zona aislada sino el resultado de las acciones.
Por esa razón, debamos aprender a detenernos y observarnos. Esto es la auto indagación. Cuando te sientas incómodo durante este confinamiento, detente, observa el ritmo natural de tu respiración, elimina cualquier distractor y pregúntate:
¿Cómo alimentaste tu cuerpo? ¿Lo ejercitaste? ¿Le asignaste un descanso reparador?
Si son emociones contraproducentes las que te producen incomodidad, revisa qué escuchaste a lo largo del día. ¿Cuánto tiempo destinaste a ver redes sociales o revisar noticias? ¿Te enganchas en las discusiones y los temores de otros?
Si la desesperanza te lleva a un estado de ansiedad por la incertidumbre, ¿has recordado que todo está en constante cambio? ¿Cómo te relacionas con la noción de la divinidad ya sea que la entiendas como Dios, Jesús, Alá, Krishna, Gran Espíritu, el Ser, el estado luminoso, etcétera? Genera la confianza de que hay circunstancias que salen fuera de tu control y que puedes soltar para ser libre de ataduras.
Conforme te hagas consciente, primero a nivel racional, de las respuestas a esta indagación, te recomiendo incorporar una práctica de meditación. Todo este trabajo de explorar tu mundo externo tendrá sentido en la medida que puedas acceder a estados meditativos. La meditación es el espacio seguro donde tanto tu mundo externo como interno se fusionan.  
Finalmente, hemos construido una cultura del tránsito. Por eso, este confinamiento nos ha trastornado de distintas maneras. Sin embargo, no permitas que esto te ancle en un estancamiento. La pregunta final que me hago es ¿qué me hace bien para seguir moviéndome y cómo puedo replicarlo en estos días de manera creativa?
Deseo que estés bien y que pronto podamos coincidir. Te recuerdo que estamos ofreciendo clases en línea para empresas. Si quieres conocer más, descarga el folleto aquí.

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