El hombre consciente. ¿Qué nos toca a nosotros después del 8-M?

Hace un par de años, leí un libro que, desafortunadamente, no hizo eco entre los lectores, pero hoy, después de la marcha del 8 de marzo y la protesta de Un día sin mujeres, me hizo reflexionar sobre la importancia de volverlo a leer y revisarlo.
            Se trata del libro El hombre consciente escrito por John Gray en colaboración con Arjuna Ardagh y publicado en 2016.
            Tras la experiencia del 8 y 9 de marzo, la pregunta a continuación es qué sigue. Hemos llegado a un punto insostenible, no solo en México sino en varias latitudes que obligan a replantearnos los modelos y valores con los cuáles hemos sido educados.
            Las mujeres no solo alzaron la voz el 8 de marzo, sino que al día siguiente nos hicieron conscientes sobre su papel determinante en la sociedad a través de su silencio y su ausencia. Uno de mis maestros de la universidad, hace más de veinte años, nos enseñó que la siguiente gran revolución, después de la industrial, no sería tecnológica, nuclear o de otra índole sino de género. ¡Cuánta razón tenía!
            Y en este sentido, no solo en nuestro país, sino en varias sociedades del mundo, el machismo ha estado tan arraigado que se replica constantemente de manera natural y se refuerza en la publicidad, en el deporte, el espectáculo y las artes, la política y el gobierno, la religión, la escuela y, sobre todo, en casa.
            ¿Cómo cambiar esta visión y dirigirnos hacia una nueva masculinidad en una sociedad machista y misógina que excluye a los hombres que se muestran empáticos y que se han reconciliado con su lado emotivo? Porque si lloras, eres marica; si en una sobre mesa no se habla de lo “buena que está una vieja” no entras en la conversación; si, como jefe, desacreditas la visión de tus colaboradoras porque son mujeres, entonces ganas autoridad ante tus colegas hombres; etcétera.
            Cuando decidí escribir mi primera novela, Buenos días Avril, ¡estás en Delhi! deliberadamente presenté una serie de personajes que provenían de distintos estratos socio económicos, credos religiosos, orientación sexual, razas, etcétera, como una manera de mostrar la diversidad en un mundo donde cada día las fronteras están más diluidas. Y ante este escenario global, donde cada vez nos hacemos más presentes, el miedo a lo que desconocemos provoca las peores acciones como el rechazo, el juicio a priori, la descalificación, la agresión y la violencia.
            Y es aquí donde el libro de John Gray y Arjuna Ardagh bien vale la pena revisar. Los autores señalan que vivimos una etapa donde los hombres estamos enfrentando desafíos como nunca antes y que nos obligan a redefinir nuestra interacción con las mujeres. De acuerdo con los autores, son tres los escenarios más comunes:
1.     Rechazar el cambio de rol que surge a partir de que las mujeres exigen una sociedad más igualitaria. En este grupo están los hombres que en franco desacuerdo se aferran a los viejos cánones donde un hombre se definía por su rudeza y fortaleza.
2.     Sentirse culpable por su masculinidad y comenzar a expresar sus sentimientos, conectando con su lado femenino, pero en el futuro, disminuyendo su autoestima porque pierde el sentido de su papel en el mundo.
3.     Asumir que no hay diferencias de género. Sin embargo, muchas veces se cae en el riesgo de adoptar una postura de igualdad y al mismo tiempo descartar que hombres y mujeres somos diferentes.
Por estas razones, la propuesta de Gray y Ardagh llamó mi atención. Ellos exponen el ejercicio de la elección consciente, donde el hombre, más allá de las diferencias biológicas y de construcción social, es consciente del balance que existe entre lo femenino y lo masculino. Al ser testigo activo del constante fluir en los roles, el hombre desarrolla la acción consciente a partir de la reflexión y no de la reacción autómata. El hombre consciente sabe que hay una serie de roles diferentes quel puede asumir y disfrutar en su vida. Sabe que la época en que nos ha tocado vivir es muy distinta a la manera en la que fuimos educados y que esta evolución ya no se puede parar. El miedo ya no lo limita al saber que su papel en la vida no es una obligación sino un espacio para la creatividad.
            Para comenzar a desarrollar esta noción, lo primero que tenemos que hacer es conocernos a nosotros mismos. La introspección a través de prácticas contemplativas son una vía efectiva para identificar:
1.     ¿Cuál es nuestra misión en el mundo?
2.     ¿Qué nos atemoriza?
3.     ¿Qué nos fortalece?
4.     ¿Cómo me relaciono con las mujeres?
5.     ¿Cuáles de mis acciones son violentas hacia ellas?
6.     ¿Cómo puedo generar una relación no violenta con las mujeres?
7.     ¿Cuáles las enaltecen?
8.     ¿En qué somos iguales a ellas?
9.     ¿En qué nos diferenciamos?
10.  ¿Qué roles típicamente femeninos puedo asumir, pero no me atrevía?
Si bien es cierto que los hombres somos seres sociales, busquemos tiempo a solas para meditar, reflexionar y contemplar. No basta con manifestar nuestras ideas en Facebook o Twitter. Necesitamos subirnos a esta revolución y estar con ellas, a su lado, redefiniendo cómo hemos sido educados y cómo educaremos a las futuras generaciones desde la claridad y luminosidad de una mente en paz.
Te recomiendoel libro: “Respira, medita y recupera tu felicidad” publicado por Editorial Panamericana. Si quieres profundizar en la práctica de la contemplación, puedes adquirirlo en:

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