La atención plena y cómo no ser biodesagradable en la vida


El yoga de la acción, que se explica ampliamente en la Bhagavad Guita, nos explica que todas nuestras acciones tienen consecuencias. Al contemplar esta enseñanza, nos volvemos responsables de nuestros actos y comenzamos a asumir el papel que nos corresponde para generar una vida en equilibrio.
            Y va desde las tareas más cotidianas que repercuten de manera directa hasta las decisiones más globales que impactan el mundo en el que vivimos. ¿Por qué es importante detenernos y reflexionar sobre estos temas?
            No es nuevo hablar sobre la contaminación y el calentamiento global. Diversas organizaciones y activistas alertan constantemente sobre los hábitos que conforman nuestro quehacer cotidiano y que están originando daños irreversibles en el planeta. Quizás vivas lejos de las costas o tengas otras preocupaciones más importantes que manifestarte contra la emisión de gases tóxicos o el manejo de la basura. Sin embargo, ¿qué ocurriría si un día vas al mercado, a comprar tu despensa y descubres que, por un decreto de ley, ya no te podrán entregar bolsas de plástico? En muchos países, incluyendo México, se ha optado por prohibir el uso de materiales desechables fabricados de plástico como una manera de disminuir los efectos nocivos de la contaminación, sobre todo en los mares ya que, de acuerdo con el trabajo del columnista español José Luis Gallego, autor del libro Plastic Detox, el 70 por ciento de la basura que producimos, termina en los océanos.
            Por supuesto que estas medidas generan controversia porque implican un cambio radical en nuestros hábitos. ¿Si ya nos habíamos habituado al plástico, por qué debemos dejar de usarlo de repente?
            El Shivaísmo de Cachemira enseña que cada uno de nosotros tiene la capacidad de crear y recrear el mundo todos los días. Es decir, la realidad que experimentamos a diario está permeada por nuestra interpretación de los acontecimientos y está relacionada con la calidad de nuestros pensamientos. Un hecho tiene varias interpretaciones. Así pues, lo que para unos puede ser una medida para combatir la contaminación, para otros es una mala decisión que no contribuirá a solucionar el problema del manejo de la basura.
            En términos prácticos, son dos los caminos que se pueden tomar. En primer lugar, si consideras que la prohibición del uso de bolsas de plástico en los supermercados es una ley sin sentido, puedes apelarla y someterla a los juzgados para una reevaluación. La otra, es generar una consciencia de atención plena sobre nuestros hábitos y buscar soluciones creativas para un manejo más apropiado de la basura que producimos.
            Una de las funciones primordiales de la mente es asegurar la sobrevivencia del organismo que la aloja con el menor desgaste energético. Por eso, es más sencillo rechazar, criticar o ignorar un problema que analizarlo y resolverlo con creatividad.
            Gallegos explica en su libro que “cada año vertemos en los mares más de doce millones de toneladas de residuos de plástico” y advierte que, de seguir así, según una estimación de Greenpeace, en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. ¿Es este el mundo que quieres dejar a las futuras generaciones?
            Observar nuestra realidad y ser consciente de nuestros actos es una práctica de atención plena. José Luis Gallegos, escritor y divulgador ambiental, nos ofrece una serie de recomendaciones para reducir el plástico en nuestro consumo diario. Retomo cinco que pueden ser un primer paso.
1.     Si vas al super mercado, reflexiona qué necesitas realmente y qué capacidad tiene la bolsa que llevarás para guardar tus compras. Así controlarás tu presupuesto evitando las compras de impulso y tu tiempo será más efectivo.
2.     Vuelve a las fibras naturales. En lugar de utilizar esponjas de plástico para enjabonarte, puedes buscar en los mercados tradicionales zacate que funciona muy bien y se desgasta naturalmente. No tienes que comprar estos productos en tiendas orgánicas.
3.     Guarda y lava los envases de vidrio de las mermeladas. Al tener tapa de rosca, sirven perfectamente para mantener tus alimentos frescos. Sobre todo, si llevas comida preparada a la oficina.
4.     Es mucho mejor sustituir los jugos envasados con Tetra Pak por frutas naturales o prepararlos por nuestra cuenta. Además de ser frescos, no contienen las altas cantidades de azúcar de los jugos procesados y este tipo de envase está elaborado “con un 75 por ciento de cartón, 20 por ciento de plástico (polietileno) y un cinco por ciento de aluminio”.
5.     ¿A quién no le gusta dar un obsequio? Sin embargo, muchas veces, además del plástico que se ha utilizado para mantener el producto como los retractilados de los libros o el cartón plastificado, añadimos bolsas u otros adornos fabricados de plástico y cuya vida útil es muy corta. ¿Por qué no ser creativos y envolver con papel de revistas o periódico? Incluso hojas o flores secas. Será un detalle personal y, apuesto inolvidable.

Ejercicio de contemplación.
Adopta una postura cómoda. Ya sea sentado en una silla o en el piso, mantén la espalda recta con la barbilla ligeramente inclinada hacia el pecho. Tus manos sobre tus rodillas. Comienza a inhalar y exhalar por la nariz. Con cada inhalación y exhalación, detecta cualquier zona de tu cuerpo que esté tensa y relaja. Inhala en tres tiempos y exhala en seis. Repite tres ciclos de esta respiración y regresa al ritmo natural, inhalando y exhalando por las narinas. Cierra los ojos y se un testigo de tu proceso de respiración.
            Contempla durante unos minutos las siguientes preguntas: ¿Qué acciones prácticas puedes incluir en tu rutina diaria para disminuir el consumo de plásticos? Si vas a incorporar estos cambios, ¿por qué? ¿Cuál es tu motivación? Medita durante 15 minutos.

Para saber más:
Gallego, José Luis, Plastic Detox, 5 x 10 ideas para reducir el plástico en tu día a día, Editorial Planeta, México, 2020.



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