El tiempo se ha convertido en el
pretexto ideal para justificarnos: “no he escrito el libro que muchos me han
sugerido comenzar porque no tengo tiempo”, “quiero mucho a mi perro, pero lo dejo
en casa porque tengo que trabajar y no me da la vida”, “amo el orden y la
limpieza, pero siempre ando corriendo y me es imposible darme un espacio en la
agenda para dejarla como me gustaría que estuviera”.
La lista podría
eternizarse al infinito. Si contemplas durante unos minutos, comprenderás que
es más fácil para la mente justificarse que buscar soluciones creativas.
Swami
Shantananda, un monje y gran erudito del Shivaísmo de Cachemira, enseña que el
vivir de manera consciente depende de dos factores: percepción clara y
comprensión correcta. Piensa en tu mente como un espejo. Tu construyes el mundo
a partir de tu percepción. Si tu mente alberga pensamientos que generan
preocupación, miedo y ansiedad, tu mundo será caótico, lleno de miedos, preocupaciones
y ansiedad. Y al igual que un espejo empañado, el reflejo será poco nítido. La
práctica del yoga nos ayuda a limpiar nuestro espejo. Meditamos y ejecutamos
posturas para que nuestra percepción sea clara. Pero eso no es suficiente. Ya
con una percepción clara, debemos desarrollar la comprensión correcta de la
experiencia. Y para eso revisamos las escrituras. Practicamos swadhyaya, que es el autoestudio. Textos
como los Yoga Sutras de Patáñjali o
la Bhagavad Guita no son para
acumular conocimiento intelectual, sino para comprender quiénes somos.
Por
eso piensa que la concepción que tienes del tiempo no es más que una percepción
mental. ¿Qué significa para ti el tiempo? ¿Cómo lo concibes? ¿Cómo te relacionas
con él?
El
ciclo natural de la vida nos permite identificar el día y la noche. Por lo
regular, realizamos nuestras actividades cotidianas durante el día para
descansar cuando el sol se oculta. Si fluimos con el ritmo natural, no hay
mejor manera de vivir que levantarnos cuando sale el sol e irnos a dormir
cuando se enciende la noche. Esta manera de organizarnos nos permite alinearnos
con el fluir constante y la no permanencia de todo lo que existe.
Al
aceptar este cambio continuo, comprendemos que la frase que se ha vuelto un
lugar común “quisiera que mi día durara más de 24 horas” no es más que una
manera de aferrarnos a una proyección que nos aleja del concepto de aparigraha, la práctica yóguica de
cultivar la noción de que siempre habrá suficiente.
Contempla
que el tiempo está ahí, para ti. Es tuyo, te pertenece. Cuídalo, atesóralo. Mi
madre solía decir: “hay más tiempo que vida”. Sabiduría popular que hoy cobra
un sentido relevante ante el ritmo frenético de las grandes ciudades.
Varios
autores y expertos en liderazgo y cultura organizacional proponen diversas
maneras de planear nuestro día. Unas son más eficientes que otras, pero nunca
tendrán un impacto positivo si tu planeación se aleja de la calma y la
serenidad que te brinda la meditación.
Si
planeas desde la avidez, el miedo y el estrés, el tiempo nunca será suficiente.
Si trabajas en tu agenda desde la creatividad de una mente en calma, tus
prioridades serán claras y el método de organización que elijas será más
eficiente.
Yo
te propongo lo siguiente: los domingos, antes de iniciar tus actividades,
aséate y prepara tu espacio para meditar. Asegúrate de contar con un cuaderno y
la agenda donde comúnmente planeas tus actividades. Adopta una postura cómoda,
y medita durante 15 minutos. Permite que tu mente se calme y entre en un estado
de serenidad.
Al
terminar tu meditación, enseguida y antes de iniciar tu domingo, elabora un
listado en las que tus actividades las clasifiques bajo los siguientes temas:
·
Práctica de yoga y meditación
·
Pendientes laborales / domésticos
urgentes e importantes
·
Reuniones con amigos y familiares
·
Esparcimiento
Una vez terminado de clasificar tus
prioridades, distribuye en la semana cada actividad. Prioriza y no satures tus
días. Asegúrate de dejar espacio para imprevistos. Al terminar, cierra tu
agenda y consúltala hasta el lunes. Te aseguro que dormirás con mayor
tranquilidad, tendrás una sensación de mayor control y, lo más importante, te
reconciliarás con el tiempo.
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