La mente
necesita algo en que sostenerse. El sabio Patañjali enseña en los Sutras que la
palabra Yoga puede definirse como “la habilidad de dirigir la mente exclusivamente
hacia un objeto y mantener esa dirección sin distracción alguna” (Y.S.P. I.2). Sin
apoyo ni dirección, la mente va en círculo. Y todos sabemos que ocurre cuando
la mente divaga. Comenzamos a cuestionarnos, a imaginarnos cosas. Viene el “me
dijo, me hizo, no me invitó, es mejor que yo, por qué a mi no”.
Si ponemos atención a la raíz del
sufrimiento, nos encontraremos que una mente inestable es la causa principal. Vivimos
anhelando un pasado que ya se fue y en la proyección temerosa de un futuro que
aún no llega. Al existir de esta manera, lo único que hacemos es perdernos de
las bendiciones que tenemos aquí y ahora.
Y las prácticas de yoga están
pensadas para darle algo a la mente en qué sostenerse. Las prácticas son sublimes
y enaltecedoras. Eres lo que piensas. Por eso, la mente es tan valiosa. Los
budistas, de hecho, cuidan sus pensamientos como grandes tesoros. Para un
estudioso del dharma del Buda, los pensamientos son más importantes que las
acciones.
De hecho, una de las definiciones
que Krishna le enseña a Arjuna sobre el Yoga en la Bhagavad Guita la define así: “Constante
en el yoga, realiza todas tus acciones, habiendo abandonado el apego, y volviéndote
indiferente al éxito o fracaso. Se dice que la ecuanimidad de la mente es yoga”
(B.G. II.48).
En estos días de fiestas,
movimientos, cuido mucho mis pensamientos. Soy constante en mi práctica del
yoga porque es muy sencillo caer en las fluctuaciones de la mente y las
emociones. La gente corre por las compras, el tráfico se desquicia. Es difícil
acordar los planes para la cena. También mucha gente entra en estados de
depresión. Por eso es primordial mantenerse en la práctica. Disfruta estos días,
permanece atento a tus pensamientos. No te identifiques con ellos. Sabes
perfectamente cómo hacerlo. Un corazón compasivo, una mente en paz y un cuerpo
sano son los mejores tesoros que puedes albergar como un yogui. No dejes que te
gane la ira, el movimiento, las prisas. Con una mente ecuánime disfruta de las
bendiciones que has recibido por un año de trabajo.
Agradece, vive
en paz, con el corazón contento.
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