En la entrada anterior contemplamos que nuestro sufrimiento es causado por
vivir en estado de comprensión incorrecta de la experiencia (o avidya) ya que nuestra percepción está
impregnada de nuestros samskaras o
impresiones pasadas que se alojan en nuestro subconsciente. Por eso, el
maestro T.S.K. Desikachar, nos invita a reflexionar: “¿En qué momento nuestras
experiencias del pasado se convierten en la norma de hoy?” Habíamos comentado también
que los samskaras determinan nuestra
manera de interactuar en el mundo y que identificarlos no era sencillo
porque están ocultos. Sin embargo, lo que sí
podíamos rastrear son cuatro tendencias que alimentan aviyda:
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Asmita (ego)
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Raga (apego)
§
Dvesa (rechazo a priori)
§
Abinevesa (miedo)
No me detendré en explicar las cuatro tendencias porque están descritas en la entrega pasada. Lo que sí destaco es la invitación del maestro T.S.K. Desikachar a no desalentarnos ni abrumarnos con nuestros samskaras y el estado de avidya, ya que estos, al igual que todo lo existe en nuestro entorno, están en constante cambio. Esta cualidad de transformación continua: (creación, sostenimiento y disolución) nos indica que no tenemos que desalentarnos por la existencia de avidya, ya que este estado nace, se sostiene y finalmente se transformará. Esta cualidad, que recibe el nombre de parinamavada, representa la gran posibilidad de transformación que tiene el ser humano: si las cosas van mal, siempre las podemos cambiar para mejorar.
Llevar el concepto
de parinamavada a tu vida
diaria es el principio de comenzar a vivir en vidya, la comprensión
correcta de la experiencia. La forma en la que vemos las cosas hoy no
tiene que ser la misma en la que la vimos ayer. Y en este sentido,
la práctica de ásanas (posturas) de
yoga, se convierte en un entrenamiento ideal para comenzar a vivir en el
momento presente. Cuando estás en un equilibrio como vrksasana (la postura del árbol) o en un parado de cabeza como sirsanana solo si estás presente en el aquí
y el ahora, dejando atrás las preocupaciones del futuro o las añoranzas del
pasado, podrás sostener el ásana por
un periodo considerable de tiempo. De lo contrario, ¡te caerás! Por esta razón, a través de la práctica
podemos aprender a estar presentes en todo momento y de esta forma, lograr
mucho de lo que antes éramos incapaces de hacer. Este es el principio del yoga
de la impermanencia.
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