¿Por qué nos seguimos metiendo en problemas?


Esta pregunta tiene dos lecturas interesantes. Por un lado, se trata de reconocer la responsabilidad en nuestras acciones y dejar atrás el paradigma de adjudicar a otros el trabajo de la propia felicidad. Es decir, se trata de abandonar el “me hicieron, me dijeron, me dejaron, me insultaron, me engañaron...”
            Y por otro lado, es una invitación a ser consciente de cada una de nuestras acciones. Patañjali, en el sutra 16 del libro II de los Yoga Sutras explica: “El dolor que está por llegar puede y debe ser evitado”. Mi maestro, Bernardo Kushala Camarena añade claridad al exponer que “el dolor es inevitable, el sufrimiento opcional”. Al contemplar la pregunta de ¿Por qué nos seguimos metiendo en problemas? atendemos la enseñanza de Patañjali para comprender que debemos evitar, en la medida de lo posible, las acciones que nos causan sufrimiento. ¿Y cómo hacerlo?
            T.S.K. Desikachar, el hijo de Krishnamacharya, explica en su libro El corazón del yoga que la clave está en estar atentos a la experiencia y desarrollar la comprensión correcta o vidya. El asunto está, sigue explicando Desikachar, en que continuamente nos estamos moviendo en el nivel de avidya o comprensión incorrecta de la experiencia. Y nos cuestiona: “¿en qué momento nuestras acciones de ayer se convirtieron en las normas del presente?”.
            Pongamos un ejemplo burdo pero claro. En tu infancia, al comer una rebanada de pastel de chocolate, experimentabas una sensación de saciedad y bienestar momentánea. Esta experiencia se queda registrada en tu inconsciente. Y tu cerebro asocia que la ingesta de harina y chocolate genera bienestar en tu cuerpo. Swami Chinmayananda llama samskaras  a estas impresiones que se alojan en el inconsciente. Los samskaras o hábitos determinan nuestros actos cuando reaccionamos de manera instintiva. El problema radica en que los samskaras fortalecen el avidya o comprensión incorrecta de la experiencia. Como resultado comenzamos a movernos en el mundo con poca claridad. Por esa razón, muchos de nosotros seguimos consumiendo pastel de chocolate aunque sepamos que, en el futuro inmediato, ¡nos causará indigestión!
            Y este principio aplica a todas nuestras acciones. Por esa razón, la práctica del yoga es un entrenamiento para erradicar los samskaras (hábitos) que propician avidya (comprensión incorrecta). Contempla por unos minutos: sabes que comer cierto tipo de alimentos te produce pesadez y aletargamiento pero ¡los sigues consumiendo! En tu experiencia pasada, has descubierto que cierto tipo de relaciones solo te producen decepción y frustración, ¡pero sigues acercándote al mismo estereotipo de personas! Has detectado que ciertas actitudes en el trabajo te incomodan,¡pero no haces nada para cambiarlas! ¿Por qué nos seguimos metiendo en problemas?
            La práctica de ásanas (posturas) en el tapete nos permite identificar ciertos hábitos o samskaras que son comunes en nuestro actuar. Tu maestro de yoga no persigue la perfección en una forma física. Su objetivo es que descubras tus hábitos, que te hagas conscientes de ellos y que puedas transformarlos. Piensa en tu percepción como un espejo. Si la superficie está sucia o empañada, el reflejo no será claro. Pero conforme puedas limpiarlo, las imágenes se reflejarán con claridad. De la misma manera, cuando tu mente está limpia, tu percepción se agudiza. Así lograrás vidya, la comprensión correcta de la experiencia. Cuando vidya está en tu vida, las decisiones que tomes serán resultado la atención consciente y no de una reacción autómata, inconsciente. Tus actos serán un reflejo de la claridad de tu mente.

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Comentarios

  1. Cada día me convenzo más que elevar el nivel de conciencia es lo que nos corresponde hacer. Sin importar la filosofía.

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