De la práctica del yoga, los sismos y otros acontecimientos que no podemos controlar

Dice Iyengar que la práctica de hoy no es igual a la que hicimos ayer. Día a día, vamos acumulando experiencias y conocimiento del cuerpo. A diario nos enfrentamos a situaciones que influyen en la manera en la que practicamos ásanas o posturas en yoga. Son muchos los factores: ¿Qué comimos, cómo dormimos la noche anterior, de qué manera se desarrollo nuestro día, tuvimos algún conflicto con nuestro jefe, pareja o hijos, vecino, etc.? Y en este contexto, sobre todo para quienes vivimos en zonas sísmicas, es interesante apuntalar que hemos vivido situaciones que alteran el equilibrio de nuestro sistema nervioso. Ante un movimiento telúrico, como el registrado el 20 de marzo en la Ciudad de México de 7.6 grados en la escala Richter, es natural que entremos en un estado de alerta. Nuestro sistema nervioso enciende la señala de “peligro” para obligarnos a permanecer despiertos y actuar en situación de riesgo extremo.
Esta alteración natural del sistema nervioso descompensa nuestro estado habitual. Después del sismo del martes 20, escuché expresiones como “me siento mareado”, “me duele la cabeza” o “no puedo dormir”.
            Por eso, creo que importante realizar una práctica de posturas y meditativa que nos permita volver a estabilizar el sistema nervioso y fortalecer nuestro corazón, el centro de las emociones.
            No soy muy partidario de proponer una secuencia de ásanas en general porque cada uno de nosotros tenemos características físicas y emocionales que nos hacen únicos. Sin embargo, ya sea que practiques hatha yoga en el estilo Iyengar o estilo más dinámicos como el Ashtanga Vinyasa Yoga, mi propuesta es que pongas atención a los arcos. Hay una razón para esto. Generalmente, cuando nos sentimos amenazados, nuestro cuerpo adopta una posición fetal de manera natural: encorvamos la espalda y cerramos el pecho. Es una postura de protección. ¡Y los arcos trabajan precisamente como una contrapostura a esta posición del cuerpo!
Los arcos, dentro de las posturas de yoga, están agrupados en las llamadas “extensiones hacia atrás”. Y este grupo de posturas se caracterizan por una gran apertura del pecho y un alargamiento profundo de la columna vertebral. Entre las posturas de este grupo están shalabasana o postura del saltamontes y ustrasana o postura del camello. Las extensiones son posturas de nivel intermedio y avanzado y requieren una preparación del cuerpo previa para entrar sin lastimar vértebras lumbares. Sin embargo, sus beneficios son muchos: incrementan la capacidad pulmonar y fortalecen los músculos de la región del pecho y el corazón. Son posturas que te energetizan, por eso se recomienda su práctica si te sientes cansado. Las posturas corporales están relacionadas con las emociones y no es extraño que si prácticas arcos o extensiones hacia atrás, te sientas emocionalmente más sensible (es una apertura del corazón). Por eso se recomienda que si vas a abrir una ventana, antes de salir de la casa, la cierres. Y esto se logra en tu práctica con flexiones hacia adelante como paschimotanasa o adho muka virasana. Siempre de manera gentil. No entres directamente de arcos a paschimotanasana. Permite que tu columna vertebral se vuelva a estabilizar. Una postura intermedia entre extensiones hacia atrás y flexiones hacia adelante, puede ser pavana muktasanana procurando que toda tu espalda esté apoyada en el piso.
Después de paschimotanasana, y antes de hayas decidido si vas a incorporar más posturas para tu secuencia final, procura dedicar 10 minutos a la meditación y enseguida svasana, la relajación final en la postura del cadáver.
Al finalizar tu práctica, agradece con el corazón fortalecido y honra tu capacidad de transformación. Como practicante de yoga, eres consciente de que existen factores externos que no puedes controlar. Estos pueden ir desde fricciones en nuestras relaciones interpersonales hasta estas grandes manifestaciones de la madre Tierra. Y en este contexto, la mejor manera de tomar decisiones es con una mente en paz, en calma.  Y para eso practicamos yoga.


Dedico este texto a mis alumnos de la clase de los lunes. Gracias por permitirme compartir con ustedes la práctica.

Comentarios

  1. Excelente artículo, finalmente practicamos yoga para incorporarla a nuestra vida, esto implica conocer nuestro cuerpo y comprotamiento humano en situaciones diversas, para poder revertir los efectos negativos de emosiones intensas.

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