Día 9

Varanasi

05:54 Me despierto contento. Hoy es Navidad. Mi cena de Noche Buena fue pizza vegetariana y cerveza. La tomé en un hotel que se encuentra a un lado del lugar donde me estoy hospedando. Es mi último día en Varanasi. Ha sido una gran estancia, incluso con el incidente del taxista que quiso cobrarme un servicio que ya estaba incluido.
Voy a regresar al Meer Ghat que fue donde abordé ayer el bote para recorrer el Ganges. Tengo una clase más a las 8 de la mañana en el Yoga Training Center. Esta vez con Bharati.
Contemplo con agradecimiento la oportunidad de practicar ayer con Sunil Kumar. Sus ajustes, su secuencia, sus palabras, sus ejercicios de respiración fueron grandes enseñanzas. Su estilo es una combinación de hatha, Ashtanga, Iyengar y Kundalini. Me comentó que es bueno tener una apertura a las distintas escuelas y me recordó que el yoga, antes que nada, es un sistema de purificación. Si bien es cierto que hay una parte física, no es la finalidad de la práctica. Pero fue enfático en señalar que la enfermedad aleja a las personas de la paz mental.
Por la tarde, regresaré a Delhi. Esta vez, lo voy a hacer en avión. Y en esta etapa del viaje agradezco a Julieta Lujambio quien, al platicarle de mi viaje y los lugares que visitaría, me dijo que hiciera algunos trayectos por aire. Estoy muy agradecido. Varanasi se encuentra a 756 km al sureste de Nueva Delhi. Llegar aquí en tren es una opción si lo haces en partes. Viajas en carro a Agra para visitar el Taj Mahal y luego tomas un tren en la noche para llegar a Varanasi en la madrugada. Claro, si corres con suerte de que no haya niebla y ningún retraso en los trenes. De lo contrario, un trayecto de 10 horas podría durar 26. Así que para mi fue muy oportuna esta recomendación ya que si compras directamente, y con anticipación, en la página de internet de Air India, puedes encontrar muy buenos precios. Por ejemplo, mi boleto costó 65 USD con todo e impuestos.

08:00 Llego al Yoga Training Center. Una vez más, caminar por el Ganges en Varanasi es un gran regalo. Subo al salón y Sunil me llama. Pensé que tomaría la clase con Bharati pero Sunil me explica que como venía por pocos días, era más recomendable que me diera clases privadas. Por eso el alto costo de las mismas. Además, me dijo que como daba clases quería enseñarme unos ejercicios de respiración para poder compartirlos en México cuando regrese.
Me entrega papel y pluma. Dice que es importante que anote, que la primera parte de la clase será teórica y después nos iremos a la práctica de āsanas. Insiste en que tome nota para que después pueda enseñar estos ejercicios de respiración de mi país.
Sunil me enseña y demuestra primero 7 técnicas de respiración refinada: la manera de ejecutarlas y sus beneficios. Después hace lo mismo con 7 técnicas de respiración para trabajar con las emociones. Me siento afortunado. Después comenzamos la práctica de āsanas con series de Saludos al Sol y Saludos a la luna. En cada uno realiza variaciones con el pie de inicio para estimular ambos hemisferios del cerebro. En seguida las posturas de pie. Dice que estas āsanas son la oportunidad de expresar nuestra conexión con la tierra y el cielo. Sus ajustes son precisos. Antes de las posturas de piso, realizamos unas kriyas propias del Kundalini yoga. A lo largo de la secuencia, realizamos los ejercicios de respiración que revisamos antes. Me siento muy feliz. Una vez más, "expect the unexpected", nunca creí que iba a tener un seminario particular con este maestro extraordinario, en una ciudad como Varanasi.

13:00 En una hora más, pasan por mi para llevarme al aeropuerto. Como en un restaurante que está a lado del lugar donde me hospedo. Hay más variedad de comida y de mejor calidad aunque los precios son más caros. Pido algo ligero, unos noddles vegetarianos. Pienso que fácil sería la vida si todos los restaurantes ofrecieran opciones vegetarianas. Es domingo y el restaurante está semi vacío. Extraño mi casa, a mi pareja y a Chester, mi perro. Recuerdo una enseñanza de David Life y Sharon Gannon: "las prácticas yóguicas son tapasya (austeridades) porque son acciones que salen de tu cotidianidad". Sin embargo, a pesar de las largas horas de vuelo, el madrugar, las dificultades, ha valido la pena, en verdad que sí ha valido la pena.

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