Día 7

Varanasi

04:37 El tren está detenido. Me explicaban que por la niebla de la época, es común que haya retrasos en los itinerarios. Yo abordé el tren a las 20:15 de anoche. Es un vagón de 1era clase en que puedes mover los asientos para dormir. Son cuatro asientos. Va un joven holandés y una chica hindú muy amable. El inicio no fue tedioso porque platiqué con mis compañeros de viaje. De pronto vemos como un ratón pasa en los pasillos del vagón. Esto es India. Contemplo en este momento el tema de las condiciones higiénicas de este país. Es parte del shock inicial que irás asimilando poco a poco. La gran lección, una vez más, es contemplar esta polaridad: por un lado, la extrema limpieza de muchos āshrams que contrasta con los tiraderos de basura que son comunes en India.
Varanasi es una de las ciudades religiosas más importantes. Caminar por sus calles repletas de personas cerca del Ganges te permite ver sadhus (santos), templos y vacas ataviadas como deidades. Para los hindúes, morir en Varanasi significa terminar con el ciclo de reencarnaciones. Por eso expresan con devoción su deseo de ser cremados aquí para luego esparcir sus cenizas en las afluentes del río. Hay crematorios en los Ghats que operan a lo largo del día. Tomar fotos está estrictamente prohibido.

06:42 Llevamos casi dos horas de retraso. Me despierto y veo la neblina. Es impresionante. Por eso el tren avanza tan lento. Ese es un punto que se debe considerar en India. Los retrasos son algo común. "Espera lo inesperado, expect the unexpected", es la gran constante en el viaje. Aún con el retraso estoy contento. Llegaré cuando tenga que llegar a esta sitio legendario que, según la tradición, fue fundada por Shiva hace miles de años. Muchas de las grandes escrituras del hinduismo como el Rigveda, el Skanda Purana, el Ramayana y el Mahabharata mencionan esta ciudad.
El tren avanza con lentitud pero aprovecho para leer un poco. Estoy honrado. Varios poetas santos han vivido en Varanasi como Kabir, Ravidas y Tulsidas quien escribió mucho de su Ram Charit Manas en este lugar. También, aquí fue donde Krishnamacharya, maestro de Indra Devi, B.K.S. Iyengar y Pattabhi Jois, entre muchos otros; practicó yoga para luego ir al Tíbet.

09:56 Aún no llegamos a nuestro destino pero vale la pena. En el camino platico con Karel, el joven holandés que lleva un mes viajando por India. Es un trabajador social. Su novia tuvo que regresar a Holanda en Rishikesh. Me cuenta que en Holanda hay un restaurant que se llama Popocatepetl y que las enchiladas y el guacamole son las especialidades. A Karel le gusta la música y el yoga. Me dice que Varanasi es un buen lugar para aprender a tocar instrumentos. Creo que es el sitio para buscar un armonio y unas tablas. Para no aburrirnos en el camino saca su guitarra y comienza a tocar Stairway to heaven. En la mesa hay chai y galletas. Creo que esto también es parte de la magia de India.
11:53 Sigo en el tren. El desayuno y el almuerzo fueron galletas de mantequilla, chai y papas fritas. No me arriesgo con la comida que venden en el tren. Supuestamente debería haber llegado a las 5 de la mañana pero llevamos casi seis horas de retraso. Una vez más: "expect the unexpected", ¡qué gran lección en India! Mi amigo Karol me pregunta si creo que la gente que nos iba a esperar para llevarnos a nuestros respectivos hoteles estarán cuando lleguemos. Yo creo que si, los retrasos no son algo nuevo para la gente de la India. Además no somos los únicos. Hay una pareja de ingleses de edad avanzada. Es inspirador verlos porque ella cuida de su marido.

15:00 Por fin llegó a Varanasi. La ciudad es caótica, tráfico aquí y allá. Llego a una estación a 20 km de Varanasi así que todavía hay que realizar un breve trayecto en auto. Afortunadamente, del hotel donde me hospedaré ya me están esperando. Estoy cansado. El retraso del tren es de más de 13 horas. Ahora me hospedo en un hotel en la zona de Cantonment. Es un área arbolada y a 20 minutos en rickshaw de donde se encuentra todo el bullicio de los Ghats del río Ganges. Estoy cerca del Parque Nehru y de una de las mayores templos católicos de India. Me llama la atención esta aparente casualidad porque mañana es Noche Buena y en dos días Navidad. Decidí tomar un masaje ayurvedico. Este es más tradicional, en una mesa de madera con aceites. Me lo da un hombre de aproximadamente 60 años. Dice que lleva más de 30 dedicándose a esto. Le creo.
Regreso al hotel. Ceno algo y me voy a dormir. Son las 9 de la noche apenas pero ha sido un largo, largo, día.

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