Rishikesh
Este pueblo (¿o me atrevo a llamarla ciudad? Son mas de 60 mil habitantes), es literalmente la capital del yoga. Existen muchas clases disponibles en varios estilos. El paisaje es espectacular. Está rodeado de montañas y se encuentra a las faldas de los Himalayas, en la Rivera del Río Ganges. La tradición cuenta que cuando el sabio Raibhya Rishi se encontraba en grandes apuros, Dios se le presentó con el nombre de Rishikesh, de ahí el nombre de este maravilloso lugar, que en términos prácticos se puede dividir en dos. Por un lado está el centro caótico donde están el mercado y los comercios. No es una parte muy atractiva. Y enseguida subes al valle, a lo largo del río Ganges y es aquí donde se encuentran la mayor parte de las escuelas de yoga, meditación y ayurveda. Hay muchas opciones de hospedaje pero creo que quedarse en un āshram es lo mejor. El ambiente es muy cosmopolita y se puede dividir en dos barrios: Ram Jhula y Lakhsman Jhula. Yo me estoy quedando en éste último.
Debo decir que Rishikesh es famoso porque aquí se encontraba el āshram de Maharishi donde los Beatles aprendieron meditación trascendental. Hay mucho por hacer aquí. Son obligadas las clases de yoga pero hay también lugares para masajes y consultas ayurvédicos e incluso varios sitios te ofrecen la posibilidad de realizar un descenso en río. De hecho, uno debe tener mucho cuidado con meterse a nadar aquí porque la corriente es muy fuerte.
Son las 4:29 de la mañana. Me levanto para bañarme e ir a meditar. Luego hay clase de yoga y el desayuno. En las mañanas, el silencio es obligado. El silencio es una gran practica.
La meditación de la mañana es profunda. Nuevamente, se pierde el sentido del tiempo. Son 45 minutos en silencio, en paz. La meditación es una gran práctica.
Practicar yoga en Rishikesh es una experiencia difícil de describir con palabras. El aire del valle es impresionante. La gente local dice que es el prana de los Himalayas. No sé que tan cierto es. Lo que si puedo asegurar es que cada respiración tiene una gran fuerza de vida. El cuerpo se siente ligero, amable y sano.
Caminar por Rishikesh es toda una experiencia. Además está el puente colgante donde puedes apreciar el río Ganges. Hoy es mi último día en este bello poblado, uno de mis favoritos. Del otro lado del río, hay muchos āshrams y templos, se escucha también el Om Namay Shivaya en un altavoz. Fui a un cafe occidental y tomar Chai y un hojaldre de masala. Creo que no me cayó muy bien al estómago pero no es nada grave. A un lado de la German Bakery hay una librería. Tiene muy buenos títulos. Compro varios de Iyengar y uno de Pattabhi Jois. Te los envían a México. El costo no es muy alto. De regreso, tengo la experiencia de un masaje ayurvedico. Es la onda. Mi última comida en el āshram. De regreso tomaré el tren a Delhi. Mañana Agra para ver el Taj Mahal y dos noches en Varanasi, una de las ciudades más antiguas del mundo.
Este pueblo (¿o me atrevo a llamarla ciudad? Son mas de 60 mil habitantes), es literalmente la capital del yoga. Existen muchas clases disponibles en varios estilos. El paisaje es espectacular. Está rodeado de montañas y se encuentra a las faldas de los Himalayas, en la Rivera del Río Ganges. La tradición cuenta que cuando el sabio Raibhya Rishi se encontraba en grandes apuros, Dios se le presentó con el nombre de Rishikesh, de ahí el nombre de este maravilloso lugar, que en términos prácticos se puede dividir en dos. Por un lado está el centro caótico donde están el mercado y los comercios. No es una parte muy atractiva. Y enseguida subes al valle, a lo largo del río Ganges y es aquí donde se encuentran la mayor parte de las escuelas de yoga, meditación y ayurveda. Hay muchas opciones de hospedaje pero creo que quedarse en un āshram es lo mejor. El ambiente es muy cosmopolita y se puede dividir en dos barrios: Ram Jhula y Lakhsman Jhula. Yo me estoy quedando en éste último.
Debo decir que Rishikesh es famoso porque aquí se encontraba el āshram de Maharishi donde los Beatles aprendieron meditación trascendental. Hay mucho por hacer aquí. Son obligadas las clases de yoga pero hay también lugares para masajes y consultas ayurvédicos e incluso varios sitios te ofrecen la posibilidad de realizar un descenso en río. De hecho, uno debe tener mucho cuidado con meterse a nadar aquí porque la corriente es muy fuerte.
Son las 4:29 de la mañana. Me levanto para bañarme e ir a meditar. Luego hay clase de yoga y el desayuno. En las mañanas, el silencio es obligado. El silencio es una gran practica.
La meditación de la mañana es profunda. Nuevamente, se pierde el sentido del tiempo. Son 45 minutos en silencio, en paz. La meditación es una gran práctica.
Practicar yoga en Rishikesh es una experiencia difícil de describir con palabras. El aire del valle es impresionante. La gente local dice que es el prana de los Himalayas. No sé que tan cierto es. Lo que si puedo asegurar es que cada respiración tiene una gran fuerza de vida. El cuerpo se siente ligero, amable y sano.
Caminar por Rishikesh es toda una experiencia. Además está el puente colgante donde puedes apreciar el río Ganges. Hoy es mi último día en este bello poblado, uno de mis favoritos. Del otro lado del río, hay muchos āshrams y templos, se escucha también el Om Namay Shivaya en un altavoz. Fui a un cafe occidental y tomar Chai y un hojaldre de masala. Creo que no me cayó muy bien al estómago pero no es nada grave. A un lado de la German Bakery hay una librería. Tiene muy buenos títulos. Compro varios de Iyengar y uno de Pattabhi Jois. Te los envían a México. El costo no es muy alto. De regreso, tengo la experiencia de un masaje ayurvedico. Es la onda. Mi última comida en el āshram. De regreso tomaré el tren a Delhi. Mañana Agra para ver el Taj Mahal y dos noches en Varanasi, una de las ciudades más antiguas del mundo.
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