Día 12 Continuación


Rajasthan - Pushkar

Fue una buena decisión viajar temprano a Pushkar. Son más de 400 km pero esta vez no sentí el tráfico tan pesado como en el trayecto de Jaipur a Utaipur, que se me hizo eterno. En el camino, pasamos por la ciudad de Ajmer. Pushkar está a solo 20 km de este lugar. Nos detenemos a comprar unas galletas en una pastelería. Vikas, el taxista la recomienda. Se trata de la Shiva Shankar Bakery. Las galletas son geniales.
Ya en la carretera debemos detenernos en el camino porque unas vacas están cruzando la carretera. Al pasar, Vikas acaricia una y me dice que las vacas son la segunda madre. Me trata de explicar que hay dos madres: quien te trae al mundo y luego quien te alimenta con su leche.
Estoy agradecido de que el último tramo sea en Pushkar. Es una ciudad sagrada para la gente en India. El nombre se deriva de las palabras "pushpar" (flor) y "kar" (mano). Se dice que los lagos de esta antigua ciudad se formaron a partir de los pétalos de loto que cayeron de la mano del dios Brahma. La trinidad hindú esta compuesta por Brahma, el creador; Vishnu, quien mantiene; y Shiva, el destructor. Estas deidades están presentes en el mundo material, emocional y de la mente: todo se crea, se sostiene y se diluye. Un pensamiento, una emoción, un objeto material se crea, se mantendrá durante un tiempo y luego se transformará. Tanto Shiva como Vishnu cuentan con lugares de veneración a lo largo de toda la India. Pero no así con Brahma. Puedes leer en algunas guías que el único templo dedicado a Brahma está en Pushkar. En otra fuente leo que hay quizás otros templos pero el principal está aquí y por una sencilla razón. La mitología hindú cuenta que Brahma estaba buscando un lugar para realizar una gran yagna o ceremonia de fuego. Después de mucho peregrinar encontró aquí un buen lugar para hacerla. Sin embargo, en una yagna deben participar ambos esposos. Savatri, la mujer de Brahma, no se encontraba en ese momento así que Brahma, desesperado por iniciar la yagna, decide desposar a Gayatri, una mujer de la comunidad de Gurjar. Cuando Savatri se da cuenta de lo que había hecho Brahma, con toda razón, enfurece y le lanza una maldición. Desde ese momento el único lugar donde se podrá adorar a Brahma es aquí, en Pushkar. Como es una ciudad sagrada, no se permite la venta de bebidas alcohólicas y su consumo es considerado una ofensa. Hay también āshrams y por sus calles puedes encontrar sadhús (monjes) y peregrinos. Por las mañana se puede escuchar el sonido del āarati que se ofrece al lago. Hay también muchos Ghats importantes. De hecho, parte de las cenizas de Gandhi fueron esparcidas en este lugar.
Sin embargo, uno de los principales atractivos del lugar es que entre los meses de octubre y noviembre (dependiendo del calendario lunar), se celebra aquí la feria más importante de camellos en toda Asia. Yo no quiero dejar pasar la oportunidad y decido conocer Pushkar ¡a camello! Por 1000 rupias (20 USD) me uno a un grupo conformado por unos escoceses, una holandesa y un francés. Debo decir que fue una de las experiencia más divertidas del viaje. Fueron casi tres horas, pasamos por una parte de la ciudad. Hay un hermoso templo Sikh que visitaré mañana pero nos adentramos en las llanuras hacia una zona semidesértica. El paisaje no tiene parecido. Todos hacemos bromas y Ravi, quien viene conmigo, se la pasa contando chistes. La puesta del sol es todo un espectáculo. Me quedo callado y Ravi me pregunta en que pienso. Le digo que aún no puedo creer que esté del otro lado del mundo, en la mitad de no sé donde, montando un camello. Se ríe.
Me despido del resto del grupo. Ellos van a pasar la noche en el desierto. Por un momento lo considero pero desisto. Es mi última noche y prefiero descansar para recuperarme. Además, por la tarde desciende considerablemente la temperatura y no venía preparado.
De regreso Ravi me cuenta que viene de una familia de cuidadores de camellos. Habla un muy buen inglés. Me dice que le gustan los idiomas y que habla inglés, hindi, rajisthaní y tamil. Estudio en una escuela fuera de Pushkar. De pronto, en la llanura, aparecen dos antílopes. Estoy agradecido.
Mahadev, el camello que nos trae, es su favorito. Tiene tres años y viven un promedio de 22. Ahora trabaja para su jefe quien tiene 12 camellos. Es toda una historia mantenerlos. Comen un dhal de pasto. En promedio se requieren 2500 rupias diarias para alimentarlos. Ravi escogió a Mahadev y lo ha entrenado. Me dice que no utiliza ninguna vara para pegarle, que entiende perfectamente. No lo considera un animal, sino su amigo, uno de los mejores, me aclara. Está ahorrando para comprar su propio camello. Ya lleva algo reunido. El tenía uno pero falleció a los 19 años por un problema de alimentación. Comió algo que no debía. Comprar un camello no es barato. En promedio 40 mil rupias (800 USD). Deseo, de todo corazón, que lo pueda comprar.
De regreso en el hotel, ceno comida tradicional rajisthani. Todo es vegetariano porque, al igual que el alcohol, la carne está prohibida por cuestiones religiosas. Me voy a dormir, estoy exhausto y mañana inicio el regreso a México. Antes visitaré el santuario de Brahma y el templo Sikh. No quiero dejar de agradecer por las bendiciones recibidas pero, sobre todo, quiero pedir por la salud de mi padre. Sé que lo van a operar el viernes.

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