¡Para celebrar este 2 de noviembre!

Las siguientes son algunas de las calaveritas (tradición mexicana) de los amigos de Yoga UNAM.

Veía la catrina muy meditabunda
una clase de yoga donde gente buena abunda.
A alguien me he de llevar, se decía con codicia
¿será algún estudiante o serás tú, ¡ay Patricia!?

Tal vez a ella, que al espejo no para de preguntar
espejito espejito, ¿quién es la más bella de este lugar?
O quizás a aquella, que porque se estira como liga
piensa que es la mejor, sin importar qué le digan.

Y a ti, que después de en Shavasana mucho meditar
subes a tu auto y al primer taxista se la has de mentar.
O a quienes no han entendido que el yoga no es de hora veinte y adiós
Sino que es estar consciente del presente y de vos.

Con estos criterios difícil será la decisión
mejor agarro parejo y a todos me los llevo a mi mansión.
Al fin y al cabo Shavasana quieren dominar
y quién mejor que la catrina para acabarles de enseñar

José Pozo (amigo de Yoga Unam)

Recogiendo huesos estaba la flaca durante la semana, con colitis y dolor de espalda pues sentía que no acababa.
"Me duelen el cuello y los trapecios y apenas llevo media semana, necesito drogas psicotropicas que me ayuden a llevar mi vida ajetreada".
Pensando en soluciones disparatadas no se dio cuenta de que llego al grupo de yoga de ciudad universitaria.
Tomando el mat del difunto de la mañana inicio la clase intrigada.
Despues de savasana la muerte muy relajada estaba: "Ni siquiera tengo trapecios y ya siento esa parte relajada".
En el camposanto se escuchan los mantras del grupo de yoga de ciudad universitaria pues al sentirse tan fuerte y viva la muerte se llevo a todo el grupo de pasada.

Diana Berenice Paz Trejo (amiga de Yoga Unam)

Martes cinco de la tarde
corre la muerte a su clase
pues la yoga le dijeron
puede hacerla lucir más.

Om tres veces dice ella
preparándose para empezar
pobrecita calavera
no sabe lo que le espera.

La calaca no se asusta
pero su trikonásana si espanta
pues se oyen rechinidos
en sus piernitas y espalda.

Sirsásana dice paty
y la calaca se inquieta
ya no puede su cadera
¡Balásana para mi!

Ha pasado una hora
y la flaca no puede más
¡no te llevo, te prometo
pero déjame en savásana estar!

Cristina Soriano (CEPE 17:00)

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