Nada nos hace más felices que ver a los seres queridos contentos


En esta segunda entrega, Bernardo Kushala Camarena, director y fundador de Purno Ham Yoga & Sanación (http://www.purnoham.com/) narra su experiencia de acercamiento a la meditación Karuna. Como lo mencionó anteriormente, este tipo de meditación “usa principalmente la energía del corazón”. Agradecemos infinitamente a Bernardo por compartir este relato que permite adentrarnos a lo que se conoce como una experiencia de “estado místico” o “expansión de la conciencia”. Para ampliar este concepto, cito una nota de William James que Marilyn Mandala Schlitz, Cassandra Vieten y Tina Amorok rescatan en su libro Noética, vivir profundamente el arte y la ciencia de la transformación (Martínez Roca, 2010): “Aunque tan parecidos a los estados de sentimiento, los estados místicos les parecen a quienes los experimentan también estados de conocimiento. Son estados de visión de las profundidades de la verdad sin el lastre del intelecto discursivo. Son iluminaciones, revelaciones, llenas de significación e importancia, todas inarticuladas aunque permanecen; y como norma llevan consigo una curiosa sensación de autoridad”. Aquí su relato:
¿Cómo llegó este ejercicio meditativo a tu vida?
Fue durante mi adolescencia, en una época donde experimentaba mucha soledad, hastío y confusión en mi vida. Tuve lo que podemos llamar una “experiencia espiritual” o de un estado expandido de conciencia. Esta tipo de experiencias son reales desde el punto de vista subjetivo y ocurren sin las restricciones de mundo sensorio-motor que esta hecho de materia y que podemos percibir con nuestros ojos físicos. La historia fue la siguiente: en un playa del Pacífico mexicano, estando solo al amanecer, después de pasar la noche sin dormir, me encontraba exhausto, agotado y a la vez contenido por la naturaleza, tumbado en la arena. Mi corazón estaba a punto de explotar porque me sentía perdido ante el hecho de no encontrar el sentido de la vida. Me sentía deprimido, enojado, cansado y sin inspiración, ni vitalidad ni fuerza. Había llegado a un punto culminante de esa condición. Un instante después de soltar y liberar el control (me refiero al deseo de cambiar lo que me sucedía y de soltar la necesidad de la búsqueda de un “sentido de la vida”), sentí que algo se reventaba en mi corazón y me relajó por completo. En ese momento solté todo. En el horizonte, en frente de mí, veía el sol salir y conforme esta esfera luminosa seguía dirigiéndose hacia el cielo, vi la imagen de un maestro espiritual histórico que, como un gigante, salía del interior del sol y se dirigía hacia mí. Estaba envuelto en una capa morada y no se veía su rostro pero tenía una sensación de que era un ser de inteligencia, amor y compasión infinitos. Al acercarse más, y en cada paso que daba simultáneamente, sentía que toda la maqueta de la fibra del universo entero temblaba, como si sus pasos hicieran retumbar no solo este mundo sino todo el universo, todo el cosmos. Finalmente me extendió sus manos. Las tome y sentí que me jalaba fuera de un fango lodoso en el que me encontraba tirado y que antes no veía. Cuando me sacó por completo, levanté la cabeza y mire a sus ojos. Esa mirada fue como un rayo que perforaba mi ser y lo inundaba de una sensación que no puedo describir. Lo términos más cercanos para definirlos es que se trataba de amor puro e infinito.
Por mi rostro rodaban lágrimas sin fin. Estaba experimentando, por un lado, la medicina de la energía del amor y por otra la satisfacción de las preguntas que me hacia en ese momento sobre el propósito de la vida. Llegué a intuir que la vida se trababa de experimentar aquello nuevo y extraordinario que estaba sucediéndome ante el contacto con esos rayos de amor infinitos y plenos.
Luego ví que este maestro desde su corazón tomaba y jalaba de mí formas de nubes oscuras, densas y pesadas. De alguna manera las absorbía en su interior y al tocar su pecho se transformaban en luz, como si las nubes se desvanecieran y quedara sólo rayos luminosos. Estos rayos volvían de vuelta a mí, saturando mi corazón y llenándolo aún más de energía luminosa y amorosa. No sé cuanto tiempo paso. Esto sucedió varias veces. Me quede paralizado. No se cuantas lagrimas solté, cuando sentí una paz profunda y experimenté que mi vida había dado un giro radical, que nada sería igual. Al final contemplé la imagen de este maestro sonriendo y despidiéndose al mismo tiempo. En mí creció una sensación de que siempre estuvimos cerca, de que lo volvería a ver y de que en realidad no se iba. Pase varios días tratando de digerir mi experiencia. En un abrir y cerrar de ojos, transcurrieron ya varios años.
Con el tiempo mi vida se encaminó a direcciones en donde mi práctica espiritual se volvió el centro de mi vida y estudiando disciplinas como el yoga y el budismo me encontré con la técnica de Tonglen (intercambio compasivo). Supe entonces que lo que me sucedió en aquella playa es que alguien más estaba haciendo esa práctica de meditación conmigo. ¡Era como si desde el pasado sucediera un evento que me iba a inspirar a practicar la meditación Karuna en el futuro! Desde entonces esa práctica se volvió regular para mí y me ha seguido nutriendo de infinitas maneras.
Así que la aprendí recibiendo compasión y amor como un recipiente pleno de los beneficios de esta meditación sin saber su nombre, sin saber que existiera o lo que pudiera provocar en mí.
¿Por qué decidiste compartir con más personas este tipo de meditación?
Por la importancia que este proceso de intercambio de energía dejó en mi vida. Hay un sentimiento exaltado cuando se experimenta algo tan extraordinario. Se quiere compartir con otros.
Una joya que se percibe a solas pierde su belleza pero al compartirla el propósito de ésta adquiere una nueva dimensión: llenar de belleza y sorpresa a otros. Y por eso lo comparto. Porque sueño con un mundo donde todos tengamos un lenguaje referencial en común de las profundidades de quiénes somos, de nuestra conciencia y que podamos sentirnos más unidos como sociedad y personas en un planeta.
¿Qué te ha dejado, como experiencia de vida, la práctica de la meditación Karuna?
Un carácter donde hay un corazón más empático, más compasivo, más real, más genuino. Paz, tranquilidad y estabilidad interior.
Si una persona nunca ha meditado, ¿es recomendable comenzar con este tipo de meditación?
Si, la mente del principiante es la mejor mente porque no esta condicionada y predispuesta con conocimiento previo y se puede abrir más a la experiencia interna y darse completamente. Una persona avanzada sólo estaría de acuerdo con la afirmación anterior y aspiraría a tener siempre “una mente de principiante”.
¿Qué debe esperar un practicante de este ejercicio meditativo?
Que al practicar en un principio puede encontrarse con aspectos incómodos de uno mismo pero al final de cada sesión (y progresivamente conforme sigue su practica desarrollándose) se sentirá liberado de muchas cargas personales, de toxicidad emocional, tensión física y pensamientos recurrentes. Lo hará sentir más centrado, más en sí mismo, más contento. Las señales del corazón sano lo harán buscar el balance en su vida física, emocional, mental, social y espiritual. Y eso abrirá una nueva forma de sentirse en la vida.
Y finalmente, ¿qué significa para ti Karuna, la compasión, en los tiempos que nos ha tocado vivir?
Para mí significa observar que este mundo esta interrelacionado, que todos somos interdependientes y por lo tanto que el bienestar del otro es propio y viceversa. Significa saber que mi felicidad depende de que otros estén mejor porque nada nos hace más felices que ver a los seres cercanos queridos contentos, satisfechos y compartir esa felicidad conjuntamente. Karuna significa darnos cuenta que todos reímos y lloramos por las mismas causas. Y que podemos (si sabemos usar nuestra mente, intención y nuestro corazón de manera correcta) reducir notablemente el dolor, la soledad y el sufrimiento de nuestras vidas hasta extinguirlo y que ese proyecto vale la pena llevarse a cabo.
Namasté
En este afán por compartir los beneficios del intercambio compasivo con otros, Kushala ha preparado un audio con instrucciones guiadas para meditar. Lo puedes conseguir en Purno Ham Yoga & Sanación: Obrero Mundial 215-C Colonia del Valle, Delegación Benito Juárez, en la Ciudad de México. Para mayores informes, consulta http://www.purnoham.com/ También puedes descargar el audio en Amazon al dar click en http://t.co/brMtJF2 o en Itunes, http://itunes.apple.com/mx/album/meditacion-karuna/id415517417
Purno Ham comparte diez CDs de audio para los lectores de Om Yoga Hoy. Si vives en la Ciudad de México, manda un correo a omyogahoy@gmail.com en el que describas qué significa la compasión para ti. Los primeros diez correos recibidos serán notificados para que puedan recoger su audio en las instalaciones de Purno Ham.

Comentarios

  1. Bonito articulo, gracias por compartir. Me encantan a mi las meditaciones de Kushala, la experiencia del corazon.

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  2. Me inspira muchisismo el relato de kushala y me interesa conocer y probar esta meditacion

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