Si quieres cambiar, cambia

La afirmación es sencilla pero implica uno de los compromisos más importantes que podemos asumir: el de nuestra propia transformación. Hemos contemplado anteriormente que al formular intenciones damos un rumbo claro a nuestras acciones. Éstas deben ser creativas y surgir a partir de proceso real de introspección. Es decir, tus acciones no deben ser un acto repetitivo. En una ocasión, un practicante me comentó que sentía que el Ashtanga Vinyasa Yoga, al tener series ya determinadas, se volvía predecible. Es importante recordar que cada ásana o postura en yoga tiene infinitas posibilidades. Además, la práctica que hicimos ayer no es la misma de hoy. B.K.S. Iyengar continuamente se declaraba un principiante porque explicaba que la forma en la que ejecutábamos un ásana en la clase pasada no sería igual en otra sesión. Son muchos los factores que influyen en nuestro estado físico y mental. Estos se reflejan en la forma de entrar y salir de una postura. De ahí la importancia de la práctica constante y consciente. Por eso nos recordaba: “¿Cómo saber que vamos a permanecer siempre alerta y receptivos? ¿Cómo afirmar que podemos mantenerlo sin práctica? Tal vez lo olvidemos y volvamos a vivir la vida del mismo modo en que lo hacíamos antes. ¿Puede acaso un bailarín o un concertista realizar una actuación brillante cuando lleva un año sin practicar? Pues lo mismo ocurre con un yogui. Aun cuando se haya podido llegar al nivel más alto, en cuanto uno piensa que ha alcanzado la meta y que ya no precisa de práctica, uno se vuelve inestable. La práctica ha de continuar con el fin de mantener la estabilidad”.

Por eso, es el momento de tomar decisiones. Es decir, si ya detectaste qué hábitos o patrones de conducta te desestabilizan, ha llegado la hora de actuar. Si quieres cambiar, ¡cambia! ¿Qué acciones creativas vas a tomar? Por eso tanto énfasis en cultivar una mente en paz, en calma. Sólo así puedes detenerte por un momento, darte espacio para formular intenciones y realizar lo que debe ser realizado. En el yoga no hay prisas. Hay calma, paz y serenidad. Ve más lento. Si vas demasiado rápido seguro te perderás de mucho. Si es cierto que desde afuera Padma Mayurasana se ve impresionante pero ¿por qué tanta prisa en entrar si aún no puedes permanecer firme en Tadásana? Si vas rápido, pierdes también el sentido de adónde vas y porqué. Camina lento, así tu paso será seguro.

¡Namáste!

Lecturas recomendadas:
El árbol del yoga de B.K.S. Iyengar. Publicado por Editorial Kairós

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