Intención y bendición. La importancia de formular intenciones en la práctica y en la vida

¿Cuántas veces nos hemos visto en la ansiedad de tomar una decisión? El temor a elegir incorrectamente está ahí. ¿Qué debo hacer? ¿Esta decisión que estoy tomando es la mejor para mí? ¿Qué hago? Las preguntas parecen taladrarnos cada vez que estamos en la situación de aceptar una oferta de trabajo, cambiar de residencia, firmar un contrato, terminar una relación, tratar un tema con un familiar, etc. Sin embargo, existe una sabiduría interna que no se equivoca, que conoce cuál es la mejor elección, la decisión que contribuirá a tu crecimiento como persona. Algunos le llaman intuición, otros, sexto sentido. La pregunta es cómo conectarnos con esa voz interna, cómo escucharla. Tú sabes que está ahí porque en otras ocasiones, quizás de manera fortuita o durante un estado de meditación, contemplación o devoción, te conectaste, la escuchaste y experimentaste que los resultados fueron los más apropiados. Para establecer esa conexión interior es necesario formular intenciones. Las intenciones son anhelos reales que surgen de un proceso de introspección y contemplación. No son simples deseos que buscan satisfacer los sentidos. Y precisamente durante estas fechas, cuando termina un año y deseamos darle rumbo a nuestra vida con los propósitos de año nuevo, escuchar nuestra propia sabiduría es abrirnos a posibilidades reales. Parte siempre de que todo es posible. Se te ha otorgado el poder de crear y lograr absolutamente todo, ya sea grande o pequeño.

Para formular una intención se requiere crear una atmósfera libre de agitación. Lo más recomendable es buscar un sitio tranquilo, pacífico, donde te sientas a gusto. En ese lugar, lo primero que tienes que hacer es crear un espacio sagrado. Evoca la presencia de la divinidad tal y como tú la comprendes. Puede ser a través de la oración, de la recitación de mantras, del canto, al encender una luz. Después expresa tu intención, con paz, con gratitud, con un estado de tranquilidad. Permite que sea el Ser quien hable. Finalmente pide la protección necesaria a la divinidad para que tu intención contribuya al crecimiento y que sea una acción enaltecedora.
Si pides una casa más grande, ¿para qué la necesitas? Si quieres otro trabajo, pregunta por qué. Si necesitas hablar con un familiar sobre un malentendido, ¿qué quieres lograr al final? Cuando incorporas una intención a tu vida le das rumbo. Cuando te fijas un rumbo, los caminos se abren. Con caminos abiertos, puedes llegar a donde te propongas. Recuerda constantemente: “no existe sabiduría más pura que la que emerge de tu propio corazón”. Sólo tú sabes lo que necesitas en determinado momento. Sólo tú eres consciente de lo que te beneficia y de los cambios que necesitas incorporar en tu vida para lograrlo.
Que todo el mundo sea feliz y goce de buena salud;
que todos vean sólo cosas favorables; que no sufra nadie.
Que todo el mundo supere sus dificultades y que vea solamente signos favorables; que se satisfagan los deseos de todos;
que se alegren todos en todas partes.
OM shanti shanti shanti
Fragmento de la Oración Universal
Nosotros, antes de iniciar una clase de Ashtanga Vinyasa Yoga, formulamos una intención. ¿Qué quiero alcanzar en este momento en particular? Puede ser algo sencillo como simplemente experimentar dicha. O puede ser algo más técnico como enfocar la atención en la respiración o en los cierres energéticos conocidos como bandhas. Quizás sea algo más profundo como sanar una emoción o encontrar una respuesta a algo que te ha perturbado últimamente. Las intenciones son la puerta hacia un océano de posibilidades. Y no solamente durante la clase de yoga sino en la vida diaria ya que tu práctica de ásanas es un espejo del estado mental por el que atraviesas. Lo que ocurre en tu tapete y la forma en que resuelves los desafíos que te impone cada postura es un reflejo de tu actitud para enfrentar el día a día. Por eso formula intenciones y aprende a escuchar a tu cuerpo. Todo lo que necesitas saber está a tu alcance. Antes de iniciar tu clase de yoga, toma unos minutos para establecerte en el aquí y en el ahora. Siéntate en una postura cómoda, con las piernas cruzadas, y comienza a inhalar y exhalar por la nariz, con los ojos cerrados. Después, en el caso de los practicantes de Ashtanga Vinyasa Yoga, entonamos los mantras en los que expresamos nuestro amor y respetos por estas enseñanzas. Así creamos un ambiente propicio para la práctica. Enseguida, se formula una intención. Ésta debe surgir del corazón. Es el motor de la práctica. Prueba practicar y vivir con intenciones. Incorpora intenciones a tu vida y experimenta la diferencia.

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