Nunca es demasiado tarde

Un mes más se ha ido. Estamos ya en la segunda mitad del año. ¡Qué rápido corre el tiempo! ¿O será que nosotros somos los que siempre estamos corriendo? El principal inconveniente de vivir acelerados es no detenernos a disfrutar del eterno presente y de las muchas bendiciones que existen en nuestras vidas. ¿Qué tal si un día apagas televisor, dejas el celular, no consultas tu correo y te fijas la firme intención de estar contigo?
La práctica del Yoga Ásana (posturas) es un continuo recordatorio para enfocarnos en el momento presente. Se trata de estar con nosotros, con nuestra respiración y con nuestra propia renovación. En julio profundizamos en la comprensión del Pranayama o respiración consciente como una forma de preparar la mente y estabilizar el prana (energía vital) para entrar en estados de calma y paz mental. Durante agosto, continuaremos con tres de las ramas siguientes que describe Patañjali en sus Yoga Sutras: Pratyahara (retraimientos de los sentidos a fin de mejorar la percepción del mundo interior), Dharana o concentración, y nos adentraremos a la meditación o Dhyana. Es decir, después de haber establecido raíces firmes con nuestro entorno (yamas, niyamas, ásana y pranayama), nos encontramos listos para el umbral del mundo interior, para estar con nosotros mismos.
En julio también nos dimos el espacio de celebrar Guru Púrnima, la luna llena dedicada al maestro espiritual. Sobre esta fecha, Mahamandaleshwar Swami Nityananda (www.shantimandir.com) comentó que “Guru Púrnima es un día maravilloso para recordar y agradecer todas la enseñanzas y la gracia que hemos recibido y experimentado en nuestra vida”. Añadió que: “la vida está llena de significado y entendimiento y por eso agradecemos al Guru (maestro espiritual), por mostrarnos el camino, por enseñarnos el canto y la meditación, por recordarnos que busquemos en nuestro interior las respuestas a todas las preguntas”.
Finalmente, en la encuesta del mes, ¿Desde cuándo practicas yoga?,más del cuarenta por ciento respondió que estaba comenzando. Esto me lleva a reflexionar sobre dos comentarios maravillosos que hace B.K.S. Iyengar en su libro El árbol del Yoga (Editorial Kairós). Primero, “nunca es demasiado tarde en la vida para practicar yoga” y, segundo, su invitación a no alimentar la idea de que deberíamos tener algo extraordinario que mostrar al resto de la gente. Y cito: “Una vez que nos hemos dotado de un sistema de práctica regular dentro de la estructura de nuestra vida diaria, podemos dejar que la fuerza divina actúe a su debido tiempo. Cuando llegue la gracia divina, experiméntenla y continúen trabajando. Si la gracia divina no llega hoy, tal vez llegue después de veinte años. Incluso si no llega nunca, continúen con el trabajo: al menos habrán alcanzado salud y felicidad. Y si la salud y la felicidad llegan, eso mismo es ya en sí gracia divina”.
¡Namasté!
Imágenes tomadas en Baja California Sur. Arq. José Antonio Chávez Rodriguez. E-mail: arq_joseantonio@hotmail.com

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