La postura perfecta

Durante un taller recuerdo una enseñanza de Jñana Dakini, directora y fundadora de Yoga Espacio, que enfatizaba como “las posturas en el yoga no son ejercicios biomecánicos. Cada ásana (postura) tiene infinitas posibilidades”. Y nos invitaba a ser conscientes que durante la práctica se realizaban cambios energéticos por lo que era necesario contemplar cómo nos sentíamos antes de iniciar la práctica y cómo nos sentimos al finalizar.
Destaco esta anécdota porque después de los principios éticos (yamas) y las observancias personales (niyamas), el tercer aspecto que señala Patañjali en los Yoga Sutras es precisamente el que tiene que ver con la postura o ásana:

Sthhira sukham āsanam
Āsana es firmeza corporal perfecta, estabilidad de inteligencia y benevolencia de espíritu.
Yoga Sutra II.46


Sobre este tema, B.K.S. Iyengar explica: “se cuál sea el āsana que se ejecuta, debe realizarse con una sensación de firmeza, estabilidad y constancia en el cuerpo; buena disposición en la inteligencia de la cabeza y percepción consciente, y deleite del corazón”.
Retomo las palabras firmeza, estabilidad, inteligencia y deleite del corazón como las características que definen a la postura perfecta. Así que la próxima vez que ejecutes una postura (ya sea que apenes comiences o que tengas muchos años de práctica) recuerda que tu postura debe ser firme, estable, inteligente y, sobre todo, con gran dicha.

Firmeza y estabilidad

Baron Baptiste cita al Nuevo Testamento al señalar que un hombre imprudente levanta su casa sobre la arena y agrega: “Si la construyes sobre la arena no resistirá las inclemencias de la vida –huracanes, tormentas– e incluso la menor brisa la derribará. Si construyes tu casa sobre la arena, con el primer indicio de desorden se hundirá. Lo mismo reza para tu cuerpo en las posturas de yoga”.
Y continua: “construir āsanas sobre una roca significa que lo primero es poner unos cimientos físicos sólidos. Los cimientos de casi todas las posturas son su base, es decir, aquella parte del cuerpo que se enraíza en la tierra. Lo que esté tocando el tapete, eso son tus cimientos”.
Siempre dedica un tiempo a sentir que tus pies estén firmemente plantados. Luego entra a fondo en tus piernas, siente su fuerza, cuadra las caderas, estira el torso, despierta brazos y manos.
En las inversiones, tus cimientos son las palmas de la manos, los hombros, los antebrazos o la parte superior de la cabeza. Si sientes que te caes, no te precipites intentando permanecer a cualquier costo. Vuelve a empezar desde los cimientos e invierte el tiempo necesario para reconstruirla.


Inteligencia

¿A quién le gusta sentir dolor? De manera inteligente, podríamos contestar que a nadie. Ejecuta siempre una āsana con la sabiduría de no lastimarte. David Swenson recomienda siempre practicar al 90 por ciento porque, de lo contrario, si siempre doy el 100, el día que me exceda, ese 110 por ciento se traduce en lesión. Y recuerda que para toda postura hay variantes. Quizás hoy no puedas realizar la torsión del triángulo completa, pero sí puedes colocar la mano en el sacro en lugar de subir el brazo, Así logras una postura estable, firme, gozosa. Eso es practicar de manera inteligente. Como una vez dijo mi maestro Bernardo Camarena Kushala, “la postura que hagas hoy es perfecta. Es tu postura. No te compares con nadie”.

Deleite del corazón

Recuerda siempre que los verdaderos beneficios de la práctica son internos, no externos. Si bien es cierto que las āsanas ayudan a balancear el funcionamiento del cuerpo físico, regulando las secreciones glandulares, tonificando músculos y nervios, masajeando los órganos internos y mejorando tanto la circulación como la digestión, las āsanas funcionan de manera primordial como un estimulante del cuerpo sutil al purificar los canales de energía (nadis) para que el prana fluya de manera natural. De ahí el gozo natural que surge del corazón.
Nunca olvides que el yoga comienza cuando termina tu clase. Como dijo una vez David Swenson: “¿Cómo reaccionas cuando llega tu casero a cobrarte la renta del mes? A tu casero de nada le sirve que puedas colocar la pierna detrás de la cabeza. Lo que le interesa es que le pagues. ¿Cómo vas a recibir a la muerte el día que te visite? Te aseguro que no se va a impresionar si haces el pavo real o un arco completo”.

Lecturas recomendadas.
Iniciación al Ashtanga Yoga, de Baba Hari Dass. Publicado por Editorial Yug (México, 2008)

Luz sobre los Yoga Sūtras de Patañjali, de B.K.S. Iyengar. Publicado por Editorial Kairós (Barcelona, 2009)

Yoga para estar en forma, de Baron Baptiste. Publicado por RBA Integral (Barcelona, 2006)

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