No dejes de ser tigre


Cuenta Gregor Maehle −un ashtangui yogui australiano−, que durante su estancia en el Instituto Mysore le preguntó a K. Pattabhi Jois sobre la importancia del estudio de las escrituras y la práctica. Pattabhi le respondió: “Éste (el ashtanga yoga) es el yoga de Patañjali”.
La respuesta del maestro define claramente la importancia de la filosofía detrás de la práctica. “Los Yoga Sutras y el sistema Vinyasa son dos lados de la misma moneda”, afirma Maehle. Por eso, para que el yoga sea benéfico, no debe existir separación entre práctica y filosofía. De lo contrario, se convierte en un simple ejercicio gimnástico. Y recuerda, la meta es hacerte consciente de vivir en un estado de paz, ecuanimidad y dicha; aquí, ahora y siempre. La flexibilidad y la fortaleza del cuerpo son consecuencias naturales, no el objetivo final. Sería ideal poder practicar las posturas y meditar todo el día pero la realidad es que debemos salir al mundo, atender familia y cumplir con nuestras obligaciones.
En un artículo anterior (Regresa al centro) contemplamos que prácticas como las posturas, el control de la respiración, la meditación, la contracción de los sentidos, etc., forman parte del Yoga de las ocho ramas que describe Patañjali en el sutra 29 del Sádhana Pada (la segunda parte de los Yoga Sutras). La primera rama se le denomina Yama y está descrita en el sutra II.30:

La ausencia de violencia (ahimsa), la veracidad (satya), la abstención de robar (asteya), la continencia (brahmacharya), y la ausencia de codicia por posesiones más allá de nuestras necesidades (aparagriha) son los cinco pilares del yama.


Estas reglas y restricciones han sido claramente dictadas para que podamos vivir en sociedad siendo practicantes de yoga. Iyengar les llama también votos poderosos y universales porque independientemente del lugar en dónde nos encontremos, si se cumplen, auguran una convivencia armónica con los demás. El primer yama es ahimsa o ausencia de violencia. Es quizás el más conocido. Grandes practicantes de ahimsa han sido Mahatma Gandhi y Martin Luther King Jr.
De entrada, parece obvia la práctica de la ausencia de violencia pero, contempla por un momento: ¿Cómo es que nuestras decisiones, directa o indirectamente, dañan a otros?
Judith Lasater, autora de Living yoga, asegura que la forma más efectiva de practicar ahimsa es poner atención a nuestros estados de ira y enojo: “Si queremos cambiar la manera en la que interactuamos con el mundo, entonces tenemos que estar atentos a nuestras palabras y acciones. Sólo así podremos cambiar nuestros pensamientos”. En el transcurso del día es probable que enfrentemos situaciones fuera de nuestro control. Sentir que las cosas no son como deseamos nos saca de balance. En ese momento, debemos detenernos y practicar ahimsa. Respira profundo y conviértete en el testigo de tu estado. No lo reprimas. No te identifiques. Tú no eres enojo ni ira.

Cuando el yogui se establece en la práctica de la ausencia de violencia, todo sentimiento de enemistad se abandona en su presencia.
II.35 YSP

Finalmente, aprende a diferenciar entre una acción violenta y una que te protege. Un relato popular narra como un santo llegó a un pueblo que vivía aterrado por un tigre. El santo se encontró con la bestia y le instruyó en la práctica de ahimsa. Un año después, el santo regresó al pueblo y descubrió que el tigre estaba a punto de morir. Flaco, cansado, todo el mundo se burlaba de él. Ya no inspiraba miedo ni respeto. El santo le preguntó qué había ocurrido y éste contestó: “¡Oh, maestro. Después de tu visita me establecí en la conciencia de ahimsa. Deje de rugir y acechar. Desde entonces no he podido atrapar presa ni alimentarme. Estoy apunto de morir”. El santo reflexionó y respondió: “Amado mío. Si recuerdo bien mi instrucción, te sugerí establecerte en conciencia de ahimsa. ¡Nunca te aconsejé que dejaras de ser tigre!”.

Lecturas recomendadas
Iyengar, B.K.S., Luz sobre los Yoga Sutras de Patañjali, Kairos, Barcelona, 2009.
Lasater, Judith, Living your yoga, Rodmell Press, Berkeley, California 2000.
Maehle, Gregor , Ashtanga Yoga, Practice and Philosophy, Sidney, 2006.

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