¿Por qué a mí?


¿Cuántas veces has tenido uno de esos días difíciles, donde todo parece salir mal? Desde que te levantas, parece que el universo entero está en tu contra. Alguien cerró, por error, la llave del tinaco del agua y te quedaste enjabonado en la regadera. Tu lugar del estacionamiento de la empresa está ocupado, el ascensor de la oficina se atasca. Eliges la caja del supermercado que más tarda y así sucesivamente. Lo único que deseas es que todo termine. Y curiosamente, esa es la clave para no vivir en el eterno sufrimiento del ¿por qué a mí? Los sabios dicen que tu mundo exterior es un reflejo de tu estado interno. Y uno tiene la capacidad de engancharse o no en lo que ocurre afuera. Algunos podrán decir que se trata de una actitud conformista, de vivir en una burbuja que tarde o temprano puede reventarse. Pero, si reflexionas a profundidad, ¿qué puede ser tan grave como para provocar tu ira y frustración? ¿Son eternos esos días difíciles? Afortunadamente, todo está en constante cambio. Así es el juego de la conciencia. Al igual que los pensamientos y las emociones, el mundo exterior continuamente se crea, se mantiene y se destruye. Nada permanece eterno. Y claro que habrá cosas que en el momento te provocan emociones. No las reprimas. Mejor obsérvalas como testigo de un gran espectáculo, consciente de que esa situación ha surgido, se mantendrá pero al final va a desaparecer. Incluso ese sentimiento de enojo estará ahí pero finalmente se va a disolver. ¡Nadie puede permanecer enojado siempre! Uno de los propósitos del yoga, según escribió Patanjali en los Yoga Sutras, es dejar de “crear condiciones para experimentar pesar”. Por eso realizamos las prácticas como la meditación, las posturas del yoga o la introspección.

Diciembre es un mes complicado, que genera estrés. Hay muchos compromisos sociales, comes y bebes en exceso, tienes la presión de comprar regalos, preparar la cena de navidad y reencontrarte con tus familiares. El mes es propicio para tener muchos de estos días difíciles. Si pasas por alguna de estas situaciones, experimenta cómo se ve la vida desde la perspectiva del testigo. No te enganches y si surge en ti la desesperación o el enojo, experiméntalos consciente de que terminará y observa que nada es para siempre.

Namasté!

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