La rueda de la vida...

"Si no se tiene conocimiento completo sobre la Verdad y se realizan acciones sin la comprensión adecuada, pueden aparecer el apego y la aversión". (Swami Muktananda, El secreto de los Siddhas, Sutra 247). Diciembre es un mes de festejos. Agradecemos por los logros alcanzados pero también anhelamos porque termine el año con la idea de que el próximo será mejor. ¿Cuántas veces hemos escuchado: ¡ya, que se acabe este 2009!? Tenemos la creencia de que finalizado el 31 de diciembre, de manera casi mágica, el 1ero de enero vendrá con un vigor y energía renovada. Y aunque es cierto que este sentimiento de renovación y la idea de inicio y conclusión de ciclos hace bien a la mente, la realidad es que sólo estamos girando en una rueda que nos lleva al mismo lugar. Creamos un ideal, actuamos de manera inconsciente y sufrimos las consecuencias. Seguimos cultivando hábitos que sólo logran incrementar nuestro sufrimiento. Por eso comencé con la cita de Swami Muktananda en su libro El secreto de los Siddhas, un texto excelente que nos acerca a la filosofía del shaivismo de Cachemira. Y en la sección de la Shambaya Upaya, que es uno de los enfoques para la liberación, en el sutra 247 dice que "si no tenemos conocimiento completo sobre la Verdad y continuamos realizando acciones sin la comprensión adecuada, surgen el apego y la aversión". El conocimiento te libera de la rueda del sufrimiento. El ideal del yoga es cambiar nuestros patrones mentales y acciones que solo incrementan nuestros niveles de angustia, ira, enojo y aversión. ¿Por qué seguimos comiendo de manera inconsciente sabiendo, por experiencia, que al día siguiente me sentiré mal? ¿Por qué continuamos en una relación que está sustentada en la dependencia emocional? ¿Por qué trabajo sin descanso sufriendo de colitis y gastritis? Realiza un ejercicio de introspección. Al único que nunca podrás engañar es a ti mismo. En una semana, en tu diario, escribe una lista de los estados emocionales de ira, envidia, celos, enojo y pregunta qué te causó ese estado. La siguiente pregunta que debes hacerte es por qué sigues cultivando esos hábitos. Este es el primer paso, conocerte y reconocerte. Si partes de una base de conocimiento e introspección, será más fácil sustentar tus prácticas y crear un anhelo de liberación.

¡Namasté!

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