Sin relación no hay existencia: Ser es relacionarse

"Una sonrisa simple y divina puede cambiar más corazones que miles de sermones airosos o de tratados aprendidos", dice Swami Kriyananda. Y coincido. Vivimos en este maravilloso planeta que compartimos con otros. Animales, bosques, selvas, comunidades, tribus... todos somos parte de un ecosistema perfecto.

Por esta razón es de vital importancia cultivar una conciencia de integración y responsabilidad. Somos parte de la gran tribu y como clan debemos cuidar la tierra que nos sustenta, nuestros recursos naturales y, por supuesto, a todos los seres vivos que hacen que este entorno equilibre un balance perfecto. Y la mejor manera de comenzar es aprender a relacionarme con el otro, con mi vecino, con mi compañero de trabajo, con el cartero, con la persona que recoje la basura. Ya lo decía Krishnamurti: "Sin relación no hay existencia: Ser es relacionarse". Yo he tenido la experiencia de este sentimiento de integración por el bien común al practicar yoga en conjunto. Ésta es una experiencia increíble porque estás acompañado pero no pendiente de los otros. Tu práctica es por tu propio beneficio pero sin un afán egoísta. Y ahora que estuve en Guadalajara, participando en la Feria Internacional del libro (http://www.fil.com.mx/), encontré un título muy interesante: Yoga para dos (Integral, 2000) de Cain Carroll y Lori Kimata, un libro de ejercicios en pareja para el desarrollo físico, emocional y espiritual. Los autores parten de la premisa que al igual que el aire o el agua, el contacto y la intimidad son necesidades básicas para el ser humano. Desde que nacemos buscamos el contacto con otras personas. Pero a medida que nos hacemos mayores, vamos perdiendo esa capacidad de comunicarnos con los demás. Y actualmente, la mayoría de los contactos se realizan por internet y no a través de la piel. Recuerdo una clase en donde ocasionalmente debíamos hacer ejercicios en pareja. ¡Y por supuesto que hay un rechazo al contacto físico! Pero una vez superado, la experiencia es benéfica.


La forma más alta de dicha consiste en vivir con cierto grado de locura.
Erasmo

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