El tiempo

Una práctica constante del Yoga definitivamente cambia las perspectivas que se tienen de la vida. Al realizar una postura, permanecer en ella, ejecutarla correctamente, cada uno de nosotros se enfrenta a distintos aspectos que, sin quererlo, habíamos descuidado y representaban algo atorado que continuamente nos causaba un molestar o nos incómoda. Coincido con un maestro que una vez dijo que el tapete de yoga es como el sofá del mejor psicoanalísta porque ahí te enfrentas contigo mismo a todo lo que te causa ansiedad, enojo, miedo o ira. No se trata de una terapia de choque porque el proceso que comienza a desarrollarse es sutil e ideal para cada uno. Ni más fuerte ni menos intenso. En mi experiencia personal, una de las perspectivas que cambió es mi concepción del tiempo. Siempre corriendo con la sensación de nunca llegar a la hora y con la urgente necesidad de que las cosas deben suceder en este preciso momento...

Sin embargo, ¿has reflexionado alguna vez que el tiempo es perfecto y que tu momento es el más apropiado para realizar lo que tengas que realizar?

En mis primeras clases de asthanga yoga, al llegar a las posturas en el piso, había que practicar Paschimotanasana. En esta postura doblamos todo el cuerpo hacia adelante mientras extendemos la parte delantera encima de las piernas y nos sujetamos ambos pies. Yo nunca llegaba y esto me causaba un sentimiento de frustración. Disfrutaba toda mi práctica pero al llegar al piso siempre pensaba: "no, esto no es para mí, no puede ser que no logré toda la serie..." Mi menta se enfocaba sólo en este sentimiento de enojo y no disfrutaba todo lo demás. Sin embargo, todo es transitorio. Nada es eterno ni dura para siempre. Los pensamientos surgen, se mantienen y se disuelven. Así de sencillo. Yo continúe con mi práctica y un buen día deje de pensar en esta postura. De pronto, en el momento menos esperado, descubrí que podía entrar en Paschimotanasana sin ninguna complicación. Descubrí lo maravilloso de esta postura de introspección y también que el tiempo para realizarla era precisamente ese que estaba viviendo. No tenía sentido antes ni tendrá sentido después. El momento, mi momento, era el más apropiado. Fuera del estudio de yoga es lo mismo. Tratar de tener siempre el control puede generarte más angustia de la necesaria. Yo aprendí que si seguía trabajando constantemente los resultados llegarán en el momento apropiado. Ni antes ni después. Y estoy seguro de que en la vida cotidiana ocurre igual.

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